El tigre en el zoológico en el sur de la Franja de Gaza estaba extenuado, con el vientre encogido y la piel rayada colgándole como si le quedara demasiado grande. Caminaba nervioso por su jaula.
‘Juro por Dios que el tigre no ha comido desde hace cuatro o cinco días’, afirmó Mohammed Ouida, propietario del Zoológico Selva del Sur.
El parque al que antes acudían familias enteras a ver a los leones, monos, cocodrilos y avestruces está casi vacío, y Ouida no obtiene suficientes ingresos para alimentar a los animales.
Aun en tiempos mejores suele haber poca conciencia del bienestar animal en Gaza. En 2013, dos cachorros de león murieron poco después de nacer porque los empleados del zoológico no sabían cómo cuidarlos.
En una escena filmada, usaron una grúa para transportar un camello sobre la cerca fronteriza de Egipto a Gaza mientras el animal se retorcía de dolor.