Oslo prohibió la circulación de vehículos diésel en la ciudad para contener un pico de contaminación del aire, una medida que causó polémica entre los conductores, a quienes se animó hace unos años a comprar este tipo de automóviles.
La prohibición, que se implantó en las vías municipales pero no en los grandes ejes nacionales que atraviesan la capital noruega, debe mantenerse hasta mañana, cuando se espera que mejoren las condiciones atmosféricas, según anunció el ayuntamiento local.
Aquellos que no cumplan la orden podrían ser sancionados con 1.500 coronas (166 euros).
Es la primera vez que Oslo pone en marcha esta prohibición, decidida en febrero de 2016 por la mayoría municipal, que reagrupa a laboristas y ecologistas. Si bien emiten menos CO2, los motores diésel expulsan mucho dióxido de nitrógeno (NO2).