Más de un cuarto de millón de personas sigue necesitando ayuda humanitaria urgente en Papúa Nueva Guinea tras el terremoto de magnitud 7,5 del pasado 26 de febrero, que causó más de un centenar de muertos, informó Naciones Unidas.
El gobierno papuano y organizaciones humanitarias trabajan para hacer llegar la asistencia a zonas remotas, algunas de las cuales siguen aisladas por los daños en infraestructuras y aludes de tierra provocados por el seísmo del 26 de febrero y más de 150 réplicas.
De las 270.000 personas más necesitadas, unas 125.000 son niños, según dijo Unicef, que esta semana repartió 23 toneladas de material, incluidas tiendas, tabletas de purificación de agua, paquetes con productos de higiene y mantas.
Hasta la fecha, se han entregado más de 12.000 paquetes con alimentos terapéuticos y suficientes vacunas para proteger a 31.700 niños contra el creciente riesgo de enfermedades y desnutrición, indicó Unicef.