Gracias al empleo de transmisores satelitales GPS, científicos de Bariloche lograron determinar las variables que determinan la rutina del ave voladora más grande del mundo: el cóndor andino, que pesa hasta 15 kilos y que al desplegar las alas se puede extender más de 3 metros.
Los investigadores del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente (INIBIOMA), que depende de la Universidad Nacional del Comahue y del CONICET, descubrieron que las estrategias de alimentación de los cóndores varían según su sexo y tamaño.
‘Imagina que sos un ave carroñera y de gran tamaño’, propone como ejercicio el autor principal del trabajo, el doctor Pablo Alarcón, becario posdoctoral del CONICET en el INIBIOMA. Y continúa: ‘El hecho de ser carroñera posiblemente te motive a buscar alimento temprano en la mañana, ya que es el momento del día cuando la disponibilidad de restos es mayor a causa de los animales que mueren durante la noche. El hecho de ser grande, sin embargo, hace que tu capacidad para volar (y para buscar alimento) esté totalmente ligada a la disponibilidad de corrientes ascendentes de aire, la cual suele incrementar en horas de la tarde. Entonces, ¿cómo resolverías este conflicto?’.
Para responder esas preguntas, entre 2010 y 2013 Alarcón y sus colegas capturaron 23 cóndores adultos (hembras y machos) en los alrededores de Bariloche y mediante un arnés de teflón les fijaron a la espalda un transmisor satelital GPS para estudiar sus movimientos.
‘Encontramos que, en general, estas aves adoptan estrategias de solución intermedia: no se aventuran en búsqueda de alimento ni tan temprano en la mañana cuando la disponibilidad de este recurso es máxima, ni tan tarde cuando se presentan las mejores condiciones para volar’, explicó Alarcón, quien integra los grupos de Investigaciones en Biología de la Conservación y de Ecología Cuantitativa del INIBIOMA.