La contaminación atmosférica provoca desde diabetes hasta depresión

Más leídas

El mundo empieza a tener conciencia sobre la repercusión de las emisiones de los combustibles, tanto para el medio ambiente como para nuestra salud.

El centro de las ciudades recortan espacio a los coches para dárselo a los peatones y a las bicicletas. Se facilita el acceso a coches eléctricos, se comienza a penalizar a los vehículos más contaminantes y cada vez es más larga la lista de ciudades que ponen fecha al fin de las matriculaciones de coches diésel y gasolina.

Noruega, a la cabeza, pretende lograrlo en 2025. Dinamarca, Irlanda, Alemania y Holanda, en 2030. El gobierno español ha anunciado esta semana que impedirá la venta de coches diésel, gasolina e híbridos en 2040 para que en 2050 dejen de circular, los mismo plazos que contemplan Reino Unido y Francia.

Mientras las medidas de las ciudades persigue reducir las emisiones por lo que afectan a nuestra salud, las restricciones a nivel estatal buscan combatir también el daño al planeta. La calidad del aire es local y el cambio climático es global.

Los compuestos y partículas que salen del tubo de escape afectan de distinta forma en nuestra calidad de vida y la repercusión de respirar aire contaminado no es algo que perjudique sólo a personas con una enfermedad congénita. De la mano de un experto en Medio Ambiente y dos científicos titulares de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III aclaramos algunas dudas.

Cristina Linares y Julio Díaz Jiménez, del Instituto de Salud Carlos III de España, detallaron algunos de los estudios que vinculan la contaminación atmosfética con algunas enfermedades: ‘Las afecciones a la salud de la contaminación atmosférica son importantes y van desde el incremento de la mortalidad por causas cardiovasculares y respiratorias (que afectaría a un número relativamente pequeño de personas) a patologías como el cáncer de pulmón.

Las PM2.5 están relacionadas con el empeoramiento de enfermedades respiratorias como asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el incremento de las enfermedades alérgicas o el aumento de los casos de bronquiolitis y neumonías en niños. Otros estudios relacionan la contaminación atmosférica con enfermedades como diabetes o el aumento de casos de ansiedad y depresión.

Algunos estudios también vinculan la contaminación atmosférica con enfermedades neurológicas como el Alzheimer. La contaminación está relacionada también con la incidencia en el aprendizaje y desarrollo neurológico y conductual en niños.

Además, incide en las mujeres embarazadas, ya que hay estudios que conectan la exposición a contaminación atmosférica durante la gestación con el aumento en los partos prematuros, bajo peso al nacer, e incluso, mortalidad fetal. Por último, también se relaciona con patologías menos graves como rinitis, escozor de ojos o picor de garganta’.

Últimas noticias

El Presidente Macron presenta la nueva planta donde se reciclarán materiales no reciclables

La innovadora planta de Carbios que transforma materiales no reciclables en reutilizables, un gran avance en el cuidado del medioambiente.