Más de 40 especialistas de todo el mundo se reunieron en Argentina con el objetivo de trabajar en pos de la urgente conservación del delfín franciscana, un mamífero marino que habita exclusivamente en las costas de Argentina, Brasil y Uruguay. Se lo considera el cetáceo más amenazado de América del Sur.
A raíz de la creciente preocupación del estado de vulnerabilidad del delfín Franciscana (Pontoporia blainvillei), entre los días 4 y 6 de noviembre se llevó a cabo el primer Workshop Franciscana 2019 en la localidad de San Clemente.
La actividad organizada por la Fundación Mundo Marino y liderada por la ONG internacional Yaqu Pacha contó con la presencia de expertos de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), del Programa Vaquita CPR del National Marine Mammal Foundation (NMMF), de representantes de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y de la Dirección de Actividades Pesqueras y Acuicultura de la Provincia de Buenos Aires, representantes de ONGs locales y regionales, además de investigadores especialistas en la especie de Argentina, Brasil, Uruguay, Francia, Holanda, México, Alemania y Estados Unidos.
Aunque en una primera instancia, las cifras de las actuales poblaciones no es lo que más preocupa (se estima que en la región la población ronda los 25.000 o 30.000 individuos) sí sus proyecciones de sostenibilidad.
Entre Argentina, Brasil y Uruguay se calcula que mueren anualmente 3000 delfines de esta especie. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) califica el estado de conservación de las franciscanas como “vulnerable” y estudios recientes estiman que no ha disminuido la mortalidad a escala regional y que algunas de sus poblaciones podrían desaparecer en la próxima década.
Para Barbara Taylor, consultora de la UICN para la evaluación de status de la Lista Roja, “el mundo de la conservación está preocupado por la Franciscana” y agregó que “en todo el planeta estamos teniendo problemas con pequeños cetáceos muriendo en las redes de pesca. Es un problema muy difícil de resolver en cualquier lugar, y también un problema difícil aquí con la Franciscana.” Por último, manifestó que “no tenemos derecho a dirigir a las especies a la extinción, esto es un imperativo moral”.