El cambio climático es considerado por el 70% de los bancos centrales y los reguladores a nivel global como una amenaza para la estabilidad financiera, según una encuesta elaborada por Mazars y el Foro de Instituciones Monetarias y Financieras Oficiales (Omfif, por sus siglas en inglés).
“Vigilar y mitigar los riesgos climáticos, armonizar las soluciones políticas y solucionar todas las brechas obvias en los datos y la coordinación internacional se han vuelto labores prioritarias para las finanzas globales”, ha subrayado el socio responsable de instituciones financieras globales en Mazars, Rudi Lang.
Según se desglosa de la encuesta, un 55% de los banqueros centrales y reguladores consultados afirma que está monitorizando los riesgos climáticos, mientras que otro 27% asegura que, además, están respondiendo activamente a esas amenazas. De su lado, otro 12% asegura que, aunque el cambio climático es una gran amenaza, las acciones para paliarlo deberían venir de otra institución.
“Incluso los conservadores más incondicionales entre los encuestados reconocen que los impactos tangibles del cambio climático pueden afectar a varios indicadores macroeconómicos, incluyendo el crecimiento de la producción, la formación de capital, la productividad o el nivel a largo plazo de los tipos de interés”, se puede leer en el informe asociado a la encuesta.
Aunque varios países están desarrollando armazones regulatorios para facilitar políticas ‘verdes’ más efectivas, Mazars y el Omfif alertan de que la falta de uniformidad entre las normativas y clasificaciones podría afectar a su utilidad. Un 31% de los encuestados mostró su preocupación por la comparabilidad y la consistencia de los marcos normativos de los supervisores.
Asimismo, un 84% de los banqueros y reguladores ven problemática la falta de herramientas analíticas, metodologías y datos “apropiados”.
Con respecto a los test de estrés, las pruebas que emplean los bancos centrales y los reguladores financieros para evaluar el nivel de resiliencia de las entidades financieras ante ‘shocks’ financieros, únicamente el 15% de los encuestados incluyen consideraciones climáticas en sus pruebas de esfuerzo. No obstante, el 79% tiene previsto incluirlas en el futuro.
Pese al amplio apoyo a incluir el cambio climático en los test de estrés, las opiniones con respecto a la implicación de los bancos centrales son más heterogéneas.
Únicamente el 42% considera que las autoridades monetarias deberían apoyar la agenda climática y la mayoría del 58% restante opina que solamente deberían desempeñar un rol auxiliar.
“Cuatro años después del acuerdo de París, el debate sobre el cambio climático continúa proliferando. El cambio climático afectará a todas las instituciones financieras y el tema ocupa un lugar destacado en la agenda de los supervisores y reguladores de todo el mundo”, afirma el socio responsable del sector banca de Mazars en España, Carlos Marcos.