Si la crisis sanitaria del coronavirus que derivó en una posterior cuarentena está afectando a las personas, lo mismo sucede con los animales domésticos. En el caso de los perros, entre los problemas que suelen afectar a los canes, están los TRS o trastornos relacionados con la separación, que se resumen en «problemas que pueden presentar los perros a la hora de quedarse solos» y los comportamientos reactivos o agresivos hacia otras personas o perros, y los comportamientos reactivos hacia «bicicletas o coches en movimiento, monopatines, carros de la compra, etc», cuenta a El Independiente Enrique Solís, director de LealCan.
De entre todos los perros, algunos de los más vulnerables pueden ser los cachorros. En las primeras semanas de confinamiento, «no han podido interactuar correctamente, y sus guías están encontrando comportamientos inadecuados que se deben a la falta de socialización o contacto con el entorno, ya que ahora no pueden comportarse como lo hacían habitualmente», señala el director de LealCan. Debido a la distancia de seguridad, no pueden relacionarse con otros perros y personas, y tampoco se les puede acostumbrar a los coches, ya que no circulan muchos.
Aunque muchos no lo crean, uno de los cambios que han sufrido los perros desde que comenzara el aislamiento, «es una reducción en el tiempo de paseo», desvela a El Independiente, Jaume Fatjó, Director Cátedra Fundación Affinity Animales y Salut de la Universidad Autónoma de Barcelona. Estar menos tiempo en la calle «ha puesto más nerviosos a algunos perros, y esto explica que ladren más desde que comenzó el aislamiento».
Durante la desescalada, «estamos comprobando lo que los especialistas en comportamiento animal preveíamos antes», señala Enrique Solís. Los perros que podían tener trastornos relacionados con la separación los están teniendo, e irán en aumento «a medida que vayamos avanzando en la desescalada y volvamos a las rutinas anteriores al confinamiento». Como los perros estarán menos tiempo con sus guías, posiblemente se observen más problemas.
A pesar de que es bueno que el perro pase más tiempo en compañía de sus dueños debido al aislamiento, «puede aparecer un conflicto». Lo que más preocupa a veterinarios y especialistas es que la mascota no pueda soportar el tiempo que pase solo, cuando sus cuidadores se incorporen a su puesto de trabajo o retomen sus estudios. «La soledad no es algo fácil para ellos. En condiciones normales, hay perros con dificultades para quedarse solos. Tras el confinamiento tenemos la preocupación de que, por haber estado 24 horas con ellos, hayan perdido la capacidad de estar sin nuestra compañía», recalca Jaume Fatjó.
Ante el menor indicio de que haya problemas de mala adaptación a la soledad, y veamos comportamientos no adecuados como ladridos, gemidos, destrozos o un perro que se hace sus necesidades dentro de casa, «lo que hay que hacer es no esperar, sino acudir al veterinario», recomienda el Director Cátedra Fundación Affinity Animales y Salut de la Universidad Autónoma de Barcelona.
A esto se le suman los problemas de reacción que pueden sufrir los perros. «En la cuarentena se daban circunstancias adecuadas para trabajar con distancia hacia otros perros, aunque se quedaba en fase apetitiva», ya que los perros no pueden tener contacto con otros seres vivos, lo que retrasa la superación de esa dificultad.
La prohibición de Sanidad de que los perros interactúen o que sus guías los suelten, está «confundiendo a los animales, ya que no pueden jugar con otros o saludarles», indica Enrique Solís. En este caso, “el guía no debería corregir a su perro cuando este ladre, ya que puede asociar este estimulo adverso a la presencia del otro perro”. Hay que conseguir, desde la distancia, condicionar la presencia del otro perro con un estímulo apetitivo o agradable y captar su atención para poder continuar con el paseo», aconseja el director de LealCan.
¿Son los perros un foco de contagio?
Los perros pueden ser un vector de contagio al igual que otra superficie, ya que si alguien contagiado toca a su perro y este tiene contacto con otra persona, se podría contagiar al igual que con otra superficie. Sin embargo, Enrique Solís aclara que no tiene que cundir el pánico “sería un grave error difundir ideas erróneas con el contagio de los perros, ya que la realidad es que no existe evidencia científica que conceda a los perros un papel importante en la expansión del virus». El director anima a tener cuidado, ser precavidos, y temer realmente a los abandonos de animales que se han producido en otros países.
Enrique Solís recuerda a los guías de perros, que la forma correcta de limpiar sus patas es utilizando agua con jabón diluida: «Hay que evitar geles alcohólicos y mezclas de agua con cloro o lejía». Antes de utilizar la combinación de agua con jabón, el director recomienda acostumbrar al perro al contacto con las patas. «Hay que hacerlo de forma agradable, con líneas de educación canina en positivo» y evitar utilizar los productos que le dañen las patas, ya que hay casos de «perros que han ido a ver al veterinario porque tenían las almohadillas dañadas».
Algo que destaca Jaume Fatjó es que mucha gente les ha comentado «de manera apabullante», que su perro les ha ayudado a pasar mejor el confinamiento. «El hecho de convivir con él ha sido un punto de apoyo para la inmensa mayoría». Esto quiere decir que, en muchos casos, los vínculos se han reforzado. «Ya sabíamos antes que los perros son una fuente de apoyo emocional para la gente, y el confinamiento nos ha confirmado que es así, que su perro les ayuda a sentirse mejor», recalca Jaume Fatjó. Esto reafirma la importancia que tienen los animales para la gente, en particular los perros.