Plásticos: ¿Se pueden limpiar los océanos?

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The Ocean Cleanup es una organización no lucrativa muy publicitada que tiene la ambición de limpiar el 90 % del plástico de los océanos. En realidad, el efecto de la iniciativa en la basura flotante del mundo sería mínimo, según informaron unos investigadores en Science of the Total Environment.

“Creo que el público general pensaba que teníamos una solución para el problema del plástico”, dijo Sönke Hohn, autor principal del estudio y biólogo marino en el Centro Leibniz para la Investigación Tropical Marina en Bremen, Alemania. “Nuestra investigación mostró que estamos lejos de solucionar este problema si no seguimos cambiando nuestro comportamiento”.

Cada año, de 5 a 13 toneladas métricas de plástico acaban en el océano. Se espera que esa cantidad se triplique en el próximo siglo. No se trata solo de un peligro para la vida marina, que puede quedarse atrapada en el plástico o ingerirlo, también es un riesgo para la salud humana si se come pescado contaminado.

The Ocean Cleanup es una de las iniciativas más famosas para enfrentarse al rápido aumento de residuos en el océano. Su dispositivo de limpieza, según el biogeoquímico marino Matthias Egger, de la organización, trabaja como “un Pac-Man gigante” y barre la basura utilizando una pantalla unida a una barrera flotante. La organización defiende que puede utilizar este dispositivo para eliminar la mitad de la isla de basura del Pacífico —un gran remolino de residuos plásticos— en cinco años.

Para entender si el dispositivo conseguiría su objetivo, Hohn y sus colegas desarrollaron un modelo matemático para simular la recogida de plástico del océano. El equipo estudió varias posibilidades: en una situación normal sin recogida manual, con la utilización de un dispositivo de limpieza, y con una flotilla de 200 dispositivos de limpieza.

Los resultados mostraron que un dispositivo solo eliminaría una pequeña fracción de un 1 % del plástico para 2150. Incluso, con 200 dispositivos repartidos por el océano que trabajaran continuamente durante 120 años, el impacto aún sería extremadamente modesto. Este modelo fue el primero en cuantificar la capacidad del dispositivo de limpieza para eliminar plástico acumulado de los océanos.

“The Ocean Cleanup no va a solucionar el problema actual”, dijo Christine Figgener, bióloga de conservación marina en la Asociación Costa Rican Alliance for Sea Turtle Conservation and Science, quien no participó en el estudio. “Tenemos que solucionar el problema desde todos los ángulos posibles”, añadió.

Sin embargo, Egger, de The Ocean Cleanup, discute los métodos del estudio. Cree que, como el modelo presupone que el plástico está esparcido de forma regular por el océano, el equipo de Hohn ha infravalorado la capacidad del dispositivo.

“Hay islas de basura en el océano, en las que nos centramos, y la concentración [de basura] allí es hasta 10 000 veces mayor que en las aguas cercanas”, dijo Egger. La gran isla de basura del Pacífico, explicó, solo cubre un 0.4 % de la superficie total del océano, pero podría contener entre un 30 y un 50 % del plástico marino mundial.

No obstante, los científicos en ambos bandos concuerdan en que eliminar la basura solo es parte de la solución. Figgener, defensor del océano que ocupa el puesto de Director de Ciencia y Educación en la Footprint Foundation, encendió un movimiento antipajitas —también conocidas con los nombres de pitillo, sorbete, bombilla, carrizo, cañita, absorbente, sorbeto, calimete, pipeta, sorbito, popote, entre muchos— en 2015 después de que un vídeo de su equipo, en el que eliminaban una pajita de la nariz de una tortuga, se hiciera viral.

“Tenemos que darnos cuenta de que las empresas son las principales responsables de nuestras mareas de plástico”, dijo Figgener. “Si dejamos de comprar a ciertas empresas y [ciertos] productos, creo que veremos más y más alternativas, quizás incluso de las mismas empresas porque verán que la gente reclama algo diferente”.

Agostino Merico, físico que también trabaja en el Centro Leibniz y autor sénior del estudio publicado en Science of the Total Environment, enfatizó que el objetivo del equipo no era menospreciar los esfuerzos de the Ocean Cleanup.

“Nuestro mensaje no es que no sirva limpiar”, dijo Merico a Mongabay. “Limpiar nuestra porquería, que es algo que tenemos que hacer, no va a ser fácil, no va a ser rápido y no va a ser barato”, insistió.

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