Investigadores holandeses quieren abrirle camino a una nueva fuente de energía renovable con una planta piloto de “energía azul” inaugurada el miércoles, la cual aprovecha la diferencia de concentración salina entre el agua de mar y el agua dulce para producir electricidad.
Rik Siebers de REDstack BV, la empresa que supervisa el proyecto, dijo que el objetivo es mejorar la tecnología hasta el punto donde sea rentable construir comercialmente plantas de energía azul para la década de 2020. Agregó que algún día la energía azul tendrá su propio nicho.
“Para los aerogeneradores, se necesita viento, y los paneles solares funcionan en el día, pero el agua siempre está fluyendo”, dijo Siebers en entrevista telefónica.
La planta holandesa tiene en teoría una capacidad máxima de 50 megavatios, suficiente energía como para unas 100 casas. Existe una planta piloto similar en Noruega desde 2009.
Esta tecnología utiliza dos filtros especiales con agua salada y dulce en cada lado. Un filtro deja entrar iones de sodio con carga positiva mientras que el otro admite iones de cloro con carga negativa, lo que permite crear una batería natural.
Cada metro cuadrado del panel de filtro puede generar hasta un vatio, y los filtros entonces son apilados en cientos para multiplicar el efecto.
No es coincidencia que la técnica se esté probando en Holanda, donde prevalece un rico intercambio de agua en sistemas costas-río que incluyen las desembocaduras del Rin y el Mosa. La planta está situada estratégicamente en el Afsluitdijk, una gran represa que transformó parte del Mar del Norte en un lago de agua dulce en los años de 1930.
El proyecto, que tomará varios años y está financiado por el gobierno y empresas, buscará mejorar la eficiencia del sistema hasta convertirlo en una fuente rentable de energía eléctrica. También participa la Universidad de Twent