El largo viaje de la ballena gris: del Ártico a la Baja California

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Pelícanos, cormoranes y águilas pescadoras vuelan sobre nosotros mientras nos movemos con lentitud en una pequeña embarcación. Hay una ligera niebla y el sol intenta asomarse por el horizonte. En la orilla de la laguna, grandes campos de dunas de arena alcanzan kilómetros tierra adentro. El viento suave y la luz delicada producen una especie de espejismo entre el agua y el cielo. Estoy en la península de Baja California, junto a la costa del Pacífico. Aquí se encuentra la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, una de las áreas protegidas más extensas del mundo.

La laguna de agua salada de Ojo de Liebre es uno de los refugios para la ballena gris. Desde las aguas árticas del Estrecho de Bering, las ballenas grises occidentales (‘Eschrichtius robustus’) vienen a la costa de California y México para pasar el invierno. Muchas de ellas se quedan en lagunas como esta durante varios meses. No hay aporte de agua dulce y el agua es más salada que en el mar.

La barca avanza poco a poco sobre las aguas tranquilas. Veo como una ballena saca su lomo sobre la superficie del mar. Es gris y está lleno de balanos que se adhieren a su piel. Luego da un salto y después de zambullirse se gira, saca la cola y bucea hacia las profundidades.

Este emplazamiento es también el lugar elegido para el apareamiento. Los ballenatos, después de todo un año de gestación, se alimentan con la leche de su madre durante más de medio año. Estarán con ellas hasta cumplir los dos años. Más alejadas de la costa y del interior de la laguna disfruto de los grandes saltos de ballenas adultas. Sus piruetas recortando el horizonte son sin duda un bellísimo espectáculo. Fuera de la laguna, los lobos marinos de California descansan al sol en las playas pedregosas.

El Vizcaíno es una zona árida con un promedio anual de lluvia muy bajo, pero la corriente fría de California aporta mucha humedad del océano Pacífico. Esto hace que sea uno de los desiertos más diversos del mundo. Aquí existen cactus enormes, tan grandes como árboles. Se llaman cardones y se encuentran junto a yuccas, cirios, chirinolas y varias especies de palmas endémicas de la península.

Los animales terrestres de esta región están adaptados a un clima de condiciones extremas. Aquí viven el amenazado borrego cimarrón y el berrendo. Lo pueblan también liebres, gatos monteses, coyotes y ratas canguros. El mar posee una gran biodiversidad: ballenas, delfines, tiburones, focas, lobos marinos, cientos de especies de peces y hasta cinco especies de tortugas marinas.

También habitan en el Mar de Cortés, en la costa este de Baja California, las últimas vaquitas marinas del planeta, una de las especies más amenazadas del mundo. Es una marsopa, parecida a un delfín, de la que hoy en día apenas sobreviven menos de cincuenta ejemplares.

La ballena gris del Pacífico estuvo a punto de extinguirse a finales del siglo XIX cuando su población se redujo a menos de un millar. Se las cazaba a centenares pues su viaje iba paralelo a la costa y era muy fácil localizarlas. Su protección y recuperación se inició a finales del siglo XX. En el Pacífico Oriental se calcula que hay unas 20.000 ballenas. Sin embargo, en los alrededores de Japón, está en peligro de extinción.

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