Al examinar el genoma de una especie (Phoenix dactylifera L.) que prosperó hace siglos, el profesor de biología Michael D. Purugganan y sus colegas de NYUAD (Universidad de Nueva York en Abu Dhabi), junto con socios de investigación en Israel y Francia, pudieron ver cómo estas plantas evolucionaron a lo largo de un período de tiempo.
En este caso, observaron que entre el siglo IV a. C. y el siglo II d. C., las palmeras datileras en el Mediterráneo oriental comenzaron a mostrar niveles crecientes de genes de otra especie, Phoenix theophrasti, que hoy crece en Creta y en algunas otras islas griegas, como el suroeste de Turquía, como resultado de la hibridación entre especies. Concluyen que el creciente nivel de genes de P. theophrasti durante este período muestra la creciente influencia del Imperio Romano en el Mediterráneo oriental. Las semillas se hicieron germinar para producir nuevas plantas viables.
Los investigadores llevaron a cabo la secuenciación del genoma completo de estas muestras antiguas germinadas y utilizaron estos datos del genoma para examinar la genética de estas palmeras datileras de Judea previamente extintas.
Sus hallazgos aparecen en Proceedings of the National Academy of Science. “Tenemos la suerte de que las semillas de palmera datilera puedan vivir mucho tiempo, en este caso más de 2000 años, y germinar con un daño mínimo en el ADN, en el ambiente seco de la región”, dijo Purugganan.
“Este enfoque de ‘genómica de la resurrección’ es una forma muy eficaz de estudiar la genética y la evolución de especies pasadas y posiblemente extintas como las palmeras datileras de Judea. Al revivir material biológico, como la germinación de semillas antiguas de sitios arqueológicos, paleontológicos o colecciones históricas, podemos no sólo estudian los genomas de las poblaciones perdidas, sino que también, en algunos casos, redescubren genes que pueden haberse extinguido en las variedades modernas”, comentó.