Piden proteger a la población de “tiburón gatopardo” amenazada por la pesca deportiva

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El biólogo e investigador del Conicet Alejo Irigoyen reclamó proteger a la población de “tiburón gatopardo”, una especie amenazada por la pesca deportiva en la zona chubutense de Caleta Valdés y el urgente cese de esta práctica.

A nivel nacional existe una reglamentación en la cual los buques comerciales no pueden desembarcar tiburones mayores de 1,6 metros de longitud total en ningún puerto argentino. Estas tienen como objetivo conservar y hacer un uso sustentable de las poblaciones de grandes tiburones. A demás se basan en el análisis de la biología de esas especies en aguas argentinas, que indican que estos tiburones tienen un muy bajo ritmo reproductivo y que sus poblaciones han sufrido disminuciones severas.

Irigoyen sostuvo que “la circunstancia de la pesca deportiva ilegal hace a las especies muy vulnerables y pone en riesgo su población, que disminuye todos los años de acuerdo a los estudios realizados”. y explicó: “La especie está en casi toda nuestra costa y llega hasta Uruguay, pero en época de primavera incursiona en la zona de Caleta Valdés donde las hembras están vulnerables porque se está apareando en baja profundidad y allí es cuando llegan los pescadores de manera furtiva y los capturan”.

El tiburón gatopardo, tiene la particularidad que las hembras son más grandes que los machos y llegan a pesar 100 kilos y medir hasta 3 metros, lo que opera como un atractivo muy importante para los pescadores deportivos.

La captura se hace utilizando grandes anzuelos con punteras aceradas para evitar que los tiburones la corten con su dentadura. Irigoyen, que es doctor en Biología, reveló: “Cuando está la hembra en ese lugar es porque se está apareando y se alimenta, por lo que está muy vulnerable” dijo y mencionó que el tiburón gatopardo, llamado en otros lugares “tiburón vaca de hocico corto” o “tiburón moteado” son, junto con la orca, los predadores de lobos, elefantes marinos y delfines”

Por lo general las especies mamíferas marinas están muy protegidas ya que en estas se ve crecer la población, este no es el caso de los tiburones, ya que la de estos disminuyeron en un 60 por ciento. Las hembras de la especie recién están en condiciones reproductivas a partir de los 25 años y paren cada 2 años alrededor de 50 crías, un número muy inferior a la capacidad de reproducción de otras especies, con la particularidad de que las crías llegan al mundo preparados para sobrevivir por sus propios medios.

“Matar tiburones, hoy es otra cosa, no es pesca deportiva. No es ser pescador. Esto, si bien es algo que se hizo todo la vida, de antes de que el lugar sea una reserva, hoy en día ya no es viable, ya no hay tiempo para seguir con esas prácticas”, concluyó.

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