Las hormigas parecen caminar en hilera y de manera ordenada. Pero lo cierto es que también enfrentan conflictos de tránsito. Sufren retrasos. Encuentran obstáculos en los senderos, y hasta se chocan.
La gran diferencia está en cómo resuelven esos problemas. Son mucho más solidarias que los seres humanos. Para comprender sus comportamientos, hay investigadores científicos en la Argentina que estudian las estrategias que usan las hormigas para reducir los conflictos del tránsito.
El equipo de Alejandro Farji-Brener, investigador independiente del Conicet en el Laboratorio Ecotono de la Universidad Nacional del Comahue, en Bariloche, ya realizó experimentos para identificar las respuestas de los insectos a esos conflictos. “No sólo puede ayudar a encontrar soluciones alternativas para mejorar los problemas de tránsito en las sociedad humanas, sino también a comprender mejor cómo conjuntos de individuos resuelven sus conflictos”, escribió el biólogo en un artículo publicado en la revista de divulgación Ciencia Hoy.
Resulta que las hormigas cortan y recolectan trozos de hojas y flores que llevan al hormiguero. No se comen lo que transportan sino que usan la carga para cultivar un hongo en el interior de los hormigueros. Con ese hongo, alimentan a las larvas y así garantizan su descendencia. En ese contexto, los senderos por los cuales caminan son clave para contar con un buen ingreso de alimento al nido.
Los senderos que salen de cada hormiguero no tienen carriles de ida y vuelta (como si fuera una autopista con dos sentidos). Por lo cual, las hormigas que salen a buscar alimento a veces se chocan de frente con las que retornan cargadas. Pero ese “choque” no produce el mismo impacto que el de dos vehículos: las hormigas tienen baja masa y poca inercia. Se pueden pasar por encima sin lastimarse, y por el contrario, el “accidente” las beneficia. El grupo de Farji- Brener descubrió que cuando una hormiga chocaba contra otra que venía cargada aumentaba un 80% la probabilidad de encontrar la ubicación del alimento que llevaba el individuo con carga. “Al chocar, las hormigas intercambian información. Es probable que la hormiga cargada haya dejado un rastro químico que une su recorrido con la fuente del alimento.
A través de las antenas, le comunica a la que va sin carga que ese alimento está “bueno”, y que siga su rastro para encontrar más comida”.
También los científicos encontraron que las hormigas que llevan fragmentos de hojas muy grandes, retrasan a sus compañeras. A través de un experimento en el que se agregó y quitó peso a un grupo de insectos cargados, los investigadores constataron que las hormigas “camioneras” retrasaban hasta un 50% la velocidad de sus compañeras. Pero cuando había mucho tránsito, las “camioneras” eran menos frecuentes (un comportamiento que evita retrasos). Y también hallaron que las hormigas cargadas evitan cambiarse de “carril”, especialmente en las bifurcaciones, donde hay alta probabilidad de choques, según explicó Farji-Brener a Clarín.
Las hormigas van más allá del trabajo de ingenieros de caminos: los senderos son lo suficientemente anchos como para prevenir embotellamientos. Usan ramas caídas o raíces como senderos naturales. Incluso, “diseñan” eficientemente senderos generales y secundarios, y las bifurcaciones varían en sus ángulos. “La gran diferencia es que las hormigas privilegian el beneficio del grupo por encima del individuo. Mientras que en el tránsito humano, el beneficio individual está primero”.
Clarín