Cada vez más elefantas están naciendo sin colmillos en el Parque Nacional de Gorongosa, en Mozambique.
Y un estudio recién publicado en Science apunta a que se debe a una respuesta evolutiva a la brutal matanza a la que estos animales fueron sometidos por su marfil durante 15 años de guerra civil.
La caza furtiva para obtener colmillos financió parte de las actividades de los dos bandos enfrentados y llevó a la especie al borde de la extinción.
Los expertos en elefantes que trabajan en el parque empezaron a notar el fenómeno tras el fin del conflicto en 1992.
Vieron que, antes de la guerra, alrededor de un 18,5% de elefantes hembra nacían sin colmillos, y desde que terminara ese porcentaje aumentó hasta un 33%.
Poblaciones masacradas
La guerra civil en Mozambique enfrentó a las fuerzas del gobierno y a insurgentes anticomunistas entre 1977 y 1992.
Durante la contienda, el 90% de la población de elefantes de Mozambique fue masacrada por los combatientes de ambos bandos, para vender el marfil y para comprar armas y munición.
De la misma forma que heredamos el color de ojos o el grupo sanguíneo, los genes son responsables de que un elefante herede los colmillos de sus progenitores.
En la guerra, aquellos elefantes sin colmillos eran ignorados por los cazadores, lo que condujo a más probabilidades de que estos transmitieran esos genes a sus descendientes.
Gen “perjudicial”
Hacía tiempo que los investigadores sospechaban que el nacimiento sin colmillos, solo visto en elefantes hembra, estaba vinculado al género.
Tras secuenciarse los genomas de elefantes con y sin colmillos, los análisis revelaron que estaba vinculada a una mutación del cromosoma X que resultaba fatal para los machos, que no podían desarrollarse debidamente en el útero, y que era dominante en las hembras.
El coautor del estudio, el profesor Robert Pringle de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, Estados Unidos, señala que este descubrimiento puede tener varios efectos a largo plazo para la especie.
Debido a que este rasgo es fatal para la descendencia de los machos, es posible que esto signifique que nazcan menos elefantes en general.
Esto retrasaría la recuperación de esta especie, de la que hay unos 700 ejemplares en el parque nacional.
“Nacer sin colmillos pudo ser ventajoso durante la guerra, pero tiene un costo”, dice Pringle.
Otro posible efecto es el impacto en el paisaje, ya que el estudio también revela que los elefantes con y sin colmillos comen plantas diferentes.
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Reversible
Sin embargo, Pringle enfatiza que puede ser reversible, a medida que las poblaciones se recuperen y dejen de estar al borde de la extinción.
“Por lo tanto, esperamos que este síndrome disminuya, siempre que el panorama de conservación continúe siendo tan positivo como ha sido recientemente”, dice el profesor.
“Hay una gran tormenta de noticias deprimentes sobre la biodiversidad, los seres humanos y el medio ambiente. Creo que también es importante enfatizar que hay algunos puntos brillantes”, completa.