Con 500 especies de plantas registradas y ecosistemas característicos del Escudo Guayanés, una de las formaciones geológicas más antiguas del planeta, el departamento del Guainía es un bastión de biodiversidad colombiana.
A pesar de ello, es también uno de los territorios más desconocidos para la ciencia: “Es impresionante, muy poca gente en las ciudades conoce el Guainía o tiene alguna idea de cómo se ve el territorio. Además, el limitado registro fotográfico no ayuda”, dice Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha, organización que promueve la conservación y el uso sostenible de ecosistemas y especies acuáticas y terrestres.
Sin embargo, los datos existentes sobre la región han aumentado considerablemente gracias a la Expedición Guainía 2021. Se trató de un expedición interdisciplinar que se llevó a cabo en octubre, en la que participaron profesionales de por lo menos 12 organizaciones colombianas. Entre ellas están WWF Colombia, la Fundación Omacha, el Instituto Sinchi, la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad del Cauca.
Durante dos semanas, un equipo de 27 científicos recopiló información novedosa en la región sobre especies de plantas y de animales.
¿Qué encontraron?
La expedición identificó 26 anfibios, 19 reptiles, 18 especies de murciélagos, 211 aves como el águila harpía.
Además, uno de los hallazgos más significativos fue el de una especie de marsupial poco conocida para la ciencia: la zarigüeya de cola de pincel. Los datos conocidos hasta el momento indican que hay un escaso número de registros en la selva amazónica de Bolivia, Brasil, Ecuador y la Guayana Francesa.
Aunque se sospechaba que la zarigüeya cola de pincel habitaba en Colombia, gracias a dos registros fotográficos obtenidos en Guaviare y Putumayo, investigadores de la expedición confirmaron su presencia al encontrar el primer individuo en Colombia.
Debido a ello, ahora existen 544 especies de mamíferos registrados que habitan en el territorio nacional.
Los investigadores también hallaron 36 delfines adultos y dos crías de delfines rosados, que probablemente vinieron desde el territorio brasileño, según Fernando Trujillo. En cuanto a la flora, reconocieron 540 especies de plantas, entre las cuales tres son nuevos registros para la ciencia y están siendo identificadas en este momento en la Colección del Herbario Amazónico Colombiano del Instituto Sinchi.
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La expedición
“Hay muchos retos a los que nos enfrentamos. En algunos casos no es posible acceder a territorios por la presencia de grupos armados, aunque desde el proceso de paz con las Farc se ha podido llegar a lugares a los que antes no podíamos”, explica Fernando.
Asimismo, una de las particularidades de esta expedición es que “se hizo en el territorio limítrofe con Venezuela durante un momento en el que las relaciones binacionales no eran las mejores. Esto imposibilitó hacerles seguimiento a especies del otro lado de la frontera”, agrega.
Además del reconocimiento de hacer ciencia en medio de un contexto difícil, la expedición es un logro importante porque los datos recopilados podrían dar luces sobre cómo proteger mejor el medio ambiente del territorio.
“Uno no conserva lo que no conoce, por eso es importante realizar caracterizaciones científicas. Parte de lo que estudiamos fueron los niveles de mercurio que se encuentran en el Río Negro. Próximamente tendremos los resultados de los análisis que hicimos a murciélagos y peces. Sospechamos que puede haber un nivel alto de contaminación”, cuenta Fernando.
A partir de los datos que arroje el análisis será mucho más viable establecer un plan de recuperación del territorio.
Otro de los logros que tuvo la expedición fue cooperar con la etnia indígena curripaco que habita en el Guainía. Las personas de este pueblo tuvieron un papel protagónico durante la expedición, especialmente las mujeres, pues ayudaron a recopilar las especies que fueron caracterizadas.