Pronunciar el apellido Cousteau es prácticamente sumergirse en las profundidades de los mares y ocĂ©anos. Una saga familiar bañada en salitre, «muchas personas atacan al mar, yo le hago el amor» defendĂa Jacques-Yves Cousteau. PasiĂłn que surgiĂł en Calypso a principios del siglo XX y que llega hasta la tercera generaciĂłn en nuestros dĂas. «Es un gran legado», responde Alexandra Cousteau, exploradora, cineasta, defensora del agua y, como su apellido indica, nieta de Yves Cousteau. «Mi abuelo y mi padre han sido una gran inspiraciĂłn para mĂ», añade justo en la previa del DĂa Mundial de los OcĂ©anos.
InspiraciĂłn y tambiĂ©n responsabilidad, porque «la gente espera mucho de ti por este apellido», responde la divulgadora dĂas antes de abrir la segunda jornada del Santander WomenNOW, el congreso de liderazgo femenino de Vocento, el prĂłximo dĂa 17.
Su vida, al igual que la de toda su familia, está ligada a la vida marina, «dicen que aprendà a nadar antes que a andar», repite en infinidad de entrevistas.
Su primera expedición fue a la Isla de Pascua con tan solo cuatro meses, luego llegó el momento de sumergirse en las profundidades del océano con su abuelo y asà hasta iniciar su propia aventura para mantener a flote el legado familiar. «He tenido la oportunidad de acompañar a mi padre y a mi abuelo y ver cómo todo ha ido cambiando», responde Cousteau.
El francés fue el primero en descubrir al planeta la vida bajo el mar. «Era un mundo rico y abundante», recuerda su nieta. «En los 70, mi padre nos hizo ver que se estaba degradando», apostilla. ¿Y ahora? «Ahora, estamos llegando a un punto de no retorno, dónde se acelera esa pérdida», responde.
En los Ăşltimos años, el 70% de los mares y los ocĂ©anos han visto un descenso drástico en su biodiversidad. «Todo el mundo va a la playa, pero no ve más allá y muchos no conocen lo que está pasando bajo la superficie de los ocĂ©anos», advierte Cousteau. Un reciente informe de Naciones Unidas pone cifra: «la actividad antropogĂ©nica habrĂa alterado el ecosistema marino en un 66%».
La pesca de arrastre, las detonaciones en el fondo del mar, la minerĂa submarina, los vertidos tĂłxicos o la contaminaciĂłn por plásticos son algunas de las actuaciones que están erosionando las tres cuartas partes del planeta «y no hemos hablado de ello hasta hace unos años», añade Cousteau. «Hemos perdido la mitad de la vida de los ocĂ©anos y si seguimos asĂ veremos muchas zonas muertas», advierte.
La vida en los mares y los océanos
Además de ser una gran fuente de vida, los mares y los océanos cumplen varias funciones que regulan la vida más allá de las costas. Estos estabilizan el clima y acumula carbono, actuando como un gigantesco sumidero de gases de efecto invernadero y «lo estamos destruyendo», avisa.
Se calcula que en torno al 30% de todo el CO2 que se emite a la atmĂłsfera es absorbido por sus capas superficiales del mar, actĂşa como una gran esponja para capturar el carbono. «¿Nadie se ha planteado que un dĂa pueden dejar de hacer esto?», se pregunta.
Desde sus orĂgenes, el ocĂ©ano captura y almacena el carbono presente en la atmĂłsfera de diferentes maneras. Una de ellas es a travĂ©s de la reacciĂłn del CO2 con el agua que se convierte en carbono inorgánico disuelto. Además, se genera otro carbono orgánico generado por la fotosĂntesis de microalgas y como carbonato de calcio (CACO3) presente en organismos planctĂłnicos, asĂ como corales y moluscos. «No nos damos cuenta, pero cada vez hay menos ecosistemas de este tipo y hay menos hábitats», alerta Cousteau.
La subida de las temperaturas ha mermado la vida en las profundidades oceánicas. Los Ăşltimos doce meses de 2021 registraron temperaturas por encima de la media con rĂ©cord histĂłricos haciendo desaparecer las cifras anotadas en 2020 y 2019, una de las alertas en las que más han incidido los organismos internacionales en el DĂa Mundial de los OcĂ©anos este 2022. «Si seguimos asĂ, en diez años, habremos perdido el 60% de la vida marina», avanza. Pero, «soy optimista y tenemos las herramientas para poner remedio».
Reforestar el mar
En los últimos años, iniciativas públicas y privadas han encabezado la reforestación de la superficie ibérica. Actuaciones encaminadas a recuperar el verde perdido por la deforestación, incendios o erosión del terreno. «Hoy es posible restaurar los océanos», apunta Cousteau.
Esta es la «herramienta» de la exploradora para «evitar tener ocĂ©anos muertos en 2050». «Hemos puesto en marcha 26 granjas de algas en varios paĂses para estudiar si pueden capturar el CO2 del agua», añade. La investigaciĂłn tras 15 meses de observaciĂłn y pruebas ha sido positiva. «Esta iniciativa evita la acidificaciĂłn de los ocĂ©anos, protege las costas, genera empleo, da comida», revela. «Tenemos muchas esperanzas».
Este trabajo de Oceans2050, nombre de la fundaciĂłn creada por Alexandra Cousteau junto con Fritz Neumeyer, nace con la ayuda del cientĂfico español Carlos Duarte. «Me dijo que era posible recuperar la abundancia de nuestros ocĂ©anos y en eso estamos», explica Alexandra Cousteau.
Duarte lanzĂł un estudio global con una veintena de granjas en doce paĂses en los cinco continentes para cuantificar el secuestro por algas de carbono en sedimentos. «No hemos llegado a todo el potencial del cultivo que tenemos», advierte. Pero, «podemos evitar tener esos mares muertos en 2050», señala.