Las típicas palmeras de Yatay prefiguran el idílico paisaje entrerriano del Parque Nacional El Palmar, a orillas del río Uruguay, que con una variedad de opciones para el turismo, está preparado para encarar la temporada de verano después de un exitoso año en el que recibió más 180 mil visitantes.
“Tenemos muy buenas expectativas. El parque ha venido creciendo en los últimos años en cuanto al número de visitantes. Ahora, en 2013, superamos los 180 mil visitantes, siendo lo más fuerte el mes de enero. Nos estamos preparando como para tener el parque en condiciones para recibir a todo ese público y puedan aprovechar las playas y todo lo que el área ofrece”, dijo a Télam el intendente del Parque Nacional El Palmar, Mariano Calvi.
Este crecimiento que describió Calvi se ve plasmado en los innumerables servicios que el parque ofrece a los visitantes; desde las caminatas por senderos donde se puede realizar el avistaje de fauna silvestre, hasta una mateada en alguna de las dos playas para contemplar el singular paisaje de la selva en galería.
“Tenemos dos playas en el parque habilitadas, y a partir del 15 de diciembre y hasta el 15 de marzo con servicio de guardavidas. Son playas muy naturales, no un balneario como Mar del Plata, por supuesto, pero la gente trae su propia sombrilla, las sillas, y realmente lo utiliza. La temperatura del agua es muy agradable así que en ese sentido es un lugar que se presta mucho para ser utilizado”, destacó Calvi.
Para un disfrute completo, el intendente sugirió que en los días de calor los visitantes aprovechen las costas hasta la tarde y después se hagan un recorrido por el parque para “descubrir” la variada fauna silvestre que fácilmente se puede encontrar pululando hasta en el mismo camping o en el barrio administrativo.
“A diferencia de otros parques, donde es difícil ver fauna, en El Palmar cualquiera se puede cruzar con vizcachas, carpinchos, ñandúes, urones y hasta zorros, que se mueven tranquilamente entre los turistas. Es un atractivo único”, aseguró..
Para quienes quieran alojarse dentro del área –otra opción son los establecimientos de las cercanas ciudades de Colón, Villa Elisa y San José, entre otras-, hay un camping habilitado para 250 parcelas con un comedor y un restaurante.
En cuanto a las actividades que se pueden realizar, existe una gran variedad según el interés y el tipo de público. Cinco senderos habilitados al público, algunos circuitos vehiculares, y un sendero recientemente inaugurado para la realización de trekking que discurre entre el paisaje selvático que bordea el río Uruguay. También, otras sendas específicas donde prestadores privados ofrecen cabalgatas y paseos en bicicleta, sin descartar la práctica del canotaje. Y para culminar la jornada, nada mejor que disfrutar los famosos atardeceres entrerrianos, con el sol escondiéndose tras las palmeras.
Para la noche, algunos avistajes de fauna que se pueden hacer de manera autoguiada o contratando agencias de turismo en la ciudad de Colón. Son muy recomendables las cabalgatas con luna llena.
“El parque tiene varios ambientes; el más conocido es el palmar pastizal, que es también el más emblemático, pero contra el río Uruguay -donde están las playas- hay selva en galería que viene bordeando el río en toda su trayectorias; es un ambiente selvático”, detalló Calvi.
La entrada del parque tiene un costo para el turismo argentino de 25 pesos, y los menores de 16 años no pagan. Hay excursiones a partir de 60 pesos por personas. El parque tiene una capacidad de carga de alrededor de 1.500 personas por día, con picos que superan esa cifra durante los fines de semana largos, y es cuidado por 15 guardaparques, además del personal dedicado a la prevención de incendios forestales, técnicos, administrativos y personal de mantenimiento.
Alejandro San Martín
Télam
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