La curiosa razón por la que solo hay canguros en Oceanía

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Canguros, koalas, ualabís o demonios de Tasmania. Pensar en estos animales no puede si no transportarnos a otro lugar que el continente australiano y sus alrededores más cercanos. Pero más allá de su localización geográfica, todos estos animales tienen algo en común: se trata de marsupiales, una clase de mamíferos que se caracterizan por que, tras desarrollarse incompletamente durante sus primeras etapas de vida en el útero de su madre, concluyen este desarrollo en la llamada bolsa marsupial o marsupio de sus progenitoras.

En la actualidad existen cerca de 270 especies marsupiales en todo el mundo. La mayoría, 200 de ellas, se encuentra en Oceanía, más concretamente en el continente australiano. Sin embargo, aproximadamente unas 70 especies de esta subclase de mamíferos también pueden encontrarse en América. Esto resulta importante, por qué para dar respuesta a la pregunta que encabeza este artículo: “¿Por qué solo hay canguros en Oceanía?” hemos de remontarnos varios millones de años en la historia de estos animales, de los mamíferos en general y de nuestro propio planeta.

Como decíamos, los marsupiales representan hoy un pequeño grupo de mamíferos repartidos por los continentes australiano y sudamericano, sin embargo, esto no fue siempre así. Los marsupiales surgieron en el periodo Cretácico, que tuvo lugar entre hace y 145 y 65 millones de años. Lo hicieron un tanto después que los mamíferos placentarios, de los que se tienen pistas desde el Jurásico, que se desarrolló entre hace 201 y 145 millones de años. De hecho, los marsupiales en el pasado convivieron antes de extinguirse con los mamíferos placentarios en lugares que hoy corresponden con Europa, África o América del Norte.

Historia del planeta Tierra

Hace unos 150 millones de años, los continentes, antes unidos en uno único conocido como Pangea, comenzaron a separarse. Así la historia de los marsupiales continua en Gondwana, el supercontinente más meridional de los dos en los que se separó Pangea, donde quedaron relegados y hubieron de competir con otros mamíferos placentarios por ocupar los nichos ecológicos que les permitirían sobrevivir en primera instancia y evolucionar a largo plazo.

Fue en este momento que los placentarios, con un mejor sistema reproductor que los marsupiales, fueron desplazando a los segundos hasta nichos ecológicos cada vez más pequeños.

En aquel entonces, los placentarios no habían llegado a colonizar las masas continentales que hoy corresponden a Sudamérica, La Antártida y Australia, entonces unidas, y fue aquí donde los marsupiales continuaron su evolución. Así los marsupiales pasaron a Australia desde Sudamérica a través de la Antártida. Más tarde, la Antártida y Australia se separaron: la Antártida derivó hacia el polo sur, enfriándose progresivamente y Australia derivó hacia el ecuador hacia latitudes más cálidas, donde los marsupiales, aislados, encontraron el modo de sobrevivir mientras se extinguían en el resto de continentes.

En Australia, en ausencia de competidores, los marsupiales pudieron ocupar nuevos nichos ecológicos, irradiarse por el continente, evolucionar y diversificarse hasta dar lugar a las especies que reconocemos hoy en día como endémicas de la gran isla. Especies tan icónicas como los canguros, koalas, ualabís o demonios de Tasmania, que solo se hallan en este lugar, ¿quién lo habría dicho?, después de un largo camino de millones de años de competencia y movimientos tectónicos.

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