Si pensás en las salinas, seguramente la primera referencia que aparezca en tu mente sea la de las Salinas Grandes en el norte del país, que se despliegan entre Salta y Jujuy. Sin embargo, la Patagonia sorprende con otro paisaje desértico cubierto de sal: las Salinas del Gualicho.
Ubicadas en Río Negro, a 50 kilómetros de Las Grutas, son cada vez más populares entre los amantes de la naturaleza y del turismo aventura. Para dimensionar su importancia, basta saber que son las segundas más grandes de Sudamérica y las terceras del mundo en términos de producción de sal.
Además, están asentadas sobre una de las mayores depresiones del planeta, a 72 metros bajo el nivel del mar. Por esta condición tienen un microclima único, que en el verano alcanza los 50 grados de temperatura. En los meses de agosto y septiembre, en tanto, se suele formar una laguna que refleja los colores del cielo.
Al atractivo del paisaje se suma el misterio, ya que el lugar está cubierto de historias y leyendas vinculadas con los dioses tehuelches: según los pueblos originarios, un dios irascible habita en el salar, y sólo puede calmarse con ofrendas.
Qué hacer en las Salinas del Gualicho
El destino sólo puede visitarse con excursiones guiadas, que suelen realizarse durante la tarde para evitar las altas temperaturas y para disfrutar de atardeceres increíbles. Contemplar el cielo en ese momento del día es una experiencia única en el paisaje del salar.
Por otro lado, se pueden realizar distintas actividades según el tipo de excursión elegido. Algunas ofrecen caminatas a la luz de la luna, otras invitan a hacer astroturismo o a recorrer el Museo de la Sal y varias incluyen cenas con productos típicos de la región.
Cómo llegar a las Salinas del Gualicho
Las salinas están a 50 kilómetros de Las Grutas. Para llegar, hay que recorrer 30 kilómetros de asfalto por la Ruta Provincial 2 y luego 20 kilómetros de ripio por la Ruta 59. Por cuestiones de seguridad, sólo se puede acceder con excursiones.