Un experimento difundido en Nature muestra que, si bien el calor extiende el período de actividad de los ciclos de vida anuales de las especies, un aumento en la concentración de dióxido de carbono (CO2) en el ambiente alarga más su temporada de crecimiento.
Para llegar a esa conclusión, un grupo de expertos liderados por la científica estadounidense Heidi Stelzer llevaron a cabo un estudio durante cinco años en unos campos de Wyoming (EE.UU.), donde practicaron experimentos de calentamiento y aumento de los niveles de CO2.
Esas pruebas revelaron que el aumento de la temperatura derivó en el alargamiento de la temporada de crecimiento de las especies al detectarse una temprana emergencia de hojas en aquellas que se desarrollan pronto y retrasó la senectud de otras que florecen más tardíamente.
Ese último efecto se reforzó al concentrar un nivel elevado de CO2, lo que permitió a las especies mantenerse activas durante más tiempo, especialmente, según los científicos, en los casos en los que la disponibilidad del agua es limitada.
Según se observó en ese estudio, como media, durante los cinco años del experimento, la temporada de crecimiento de las plantas que desarrollan pronto hojas y flores finalizó 7,6 días más tarde debido al calentamiento y al elevado nivel de dióxido de carbono, comparado con otro escenario en el que se hubiera tenido solamente en cuenta el calentamiento como único factor.