Un vuelo comercial desde Alemania a Río de Janeiro para ver la final de la Copa Mundial de este domingo y luego volver a Europa generará el equivalente a un millón de kilos de dióxido de carbono. Un solo vuelo de 300 pasajeros.
Son incalculables las emisiones que generaron no solo los miles de vuelos hacia, desde y dentro de Brasil, sino los millones de desplazamientos terrestres entre las 12 sedes mundialistas para vivir en directo la emoción del campeonato de fútbol, según informa El País.
El cálculo indica que el Mundial 2014 generó 2,72 millones de toneladas de CO2, casi el doble de las 1,62 millones de toneladas del campeonato de Sudáfrica hace cuatro años y tres veces más que Alemania 2006.
Las estimaciones son de la propia FIFA, que señala que más del 80% de las emisiones de esta edición son producto de los traslados por tierra de los millones de visitantes por toda la geografía brasileña. Todo esto sin contar la demanda de energía producida por millones de televisores encendidos para ver la actuación de las principales figuras del fútbol mundial.
Esto equivale a la contaminación generada por 534.000 vehículos en circulación durante un año, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
Las autoridades destacaron que si bien este Mundial ha sido el más contaminante de la historia, también fue el más sustentable. Sentó ‘un precedente en la gestión ambiental de los grandes eventos deportivos’, según la ministra brasileña de Medio Ambiente, Izabella Teixeira.
La funcionaria resaltó el nuevo diseño más ecológico de los nuevos estadios, algunos construidos o modernizados con tecnologías para aprovechar el agua de lluvia, la luz solar, las fuentes renovables de energía y la iluminación de bajo consumo energético, entre otras.
“Aunque solo la mitad de la población mundial vive en ciudades, consumen más de dos tercios del suministro global de energía y son responsables por el 70% de las emisiones de dióxido de carbono,” afirma Xiaomei Tan, experta en cambio climático del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). “Tenemos que reconocer el rol clave de las ciudades para el desarrollo sostenible, además de los riesgos de no actuar ahora”, agrega.
Este aviso apunta directamente a América Latina, cuya tasa de urbanización es de un 80% y alberga 4 de las 30 mega-ciudades del mundo. Además, después una década de crecimiento boyante, un 30% de la población ya se considera clase media y busca oportunidades para disfrutar de su nuevo rango social, que incluyen viajar al extranjero para eventos como el Mundial.