Expertos en el estudio de los océanos han presentado un informe revolucionario que redefine el concepto de pesca sostenible, planteando 11 reglas que desafían el enfoque actual de gestión pesquera.
Este nuevo marco busca corregir las fallas en las políticas vigentes, proponiendo un cambio de paradigma para proteger el mayor recurso común de la Tierra: los océanos. La publicación, titulada “Repensar la sostenibilidad de la pesca marina para un planeta que cambia rápidamente”, fue presentada en la revista NPJ Ocean Sustainability.
Los investigadores esperan que este informe impulse una reforma integral en la gestión pesquera, instando a políticos, minoristas, pescadores y líderes de la industria a adoptar y aplicar estas recomendaciones. Con esta nueva visión, el objetivo es garantizar la salud a largo plazo de los ecosistemas marinos y asegurar que la pesca sostenible sea una realidad ante los cambios globales acelerados que enfrenta el planeta.
El informe plantea 11 reglas para guiar la transición hacia un modelo pesquero que priorice la salud de los ecosistemas marinos, los derechos humanos y el bienestar social. Las propuestas son el resultado de un consenso científico sobre la necesidad de cambiar radicalmente el enfoque actual, que ha provocado el agotamiento de especies y la destrucción de hábitats cruciales para la vida marina.
Las reglas que buscan el cambio hacia una pesca sostenible
1 – La necesidad de pescar menos y con mayor responsabilidad
La sobrepesca es uno de los mayores responsables de la simplificación de los ecosistemas marinos. Para revertir esta tendencia, es esencial reducir la presión pesquera y permitir la regeneración de las poblaciones de peces. “El uso de métodos más selectivos, como redes con mallas más grandes que eviten la captura de especies no objetivo, es una de las primeras medidas que se proponen para mitigar el daño ambiental y promover un equilibrio ecológico”, sostiene el informe.
2 – Descartar los métodos de pesca destructivos
La acción propuesta propone descartar métodos de pesca que generen daños colaterales significativos en los ecosistemas. Cuando las prácticas de pesca no se pueden modificar para mitigar suficientemente los daños colaterales y van en contra de los principios de sostenibilidad, deben cesar.
La utilización de redes de arrastre sigue causando impactos graves. Esta práctica destruye hábitats marinos y alteran la bomba de carbono oceánica, lo que contribuye al cambio climático. Además, la pesca con artes móviles genera capturas incidentales y desperdicio, afectando negativamente a especies vulnerables. Se recomienda utilizar artes de pesca más selectivas, como palangres, y modificar las prácticas pesqueras para reducir los daños y promover la sostenibilidad.
3 – Limitar el tamaño de las embarcaciones
El aumento de la capacidad pesquera, impulsada por la tecnología y los subsidios, ha exacerbado el problema de la sobreexplotación. Limitar el tamaño de las embarcaciones y los equipos de pesca no solo ayudaría a reducir el impacto ambiental, sino que también podría generar más empleo y una distribución más equitativa de los beneficios.
4 – Abastecerse únicamente de pesquerías con buena gobernanza
La gestión de pesquerías requiere datos sólidos y un manejo responsable, especialmente para las especies transfronterizas como el atún, que a menudo son sobreexplotadas debido a decisiones políticas y cuotas excesivas. Incluso las pesquerías en pequeña escala pueden lograr la sostenibilidad aplicando conocimientos ecológicos locales, ajustando la presión pesquera y estableciendo reglas claras. Esto es esencial para evitar ciclos de colapso pesquero y garantizar la preservación de los hábitats marinos.
5 –Incorporar la protección de los ecosistemas en la gestión pesquera
La protección de los ecosistemas ha sido tradicionalmente ignorada en la gestión pesquera, aunque es esencial para la sostenibilidad a largo plazo. Para una gestión pesquera sostenible, es crucial incorporar medidas de conservación espacial y temporal, que protejan hábitats vulnerables y dirijan la pesca lejos de áreas sensibles. Estas prácticas permiten la recuperación de ecosistemas marinos, asegurando la viabilidad de las pesquerías a largo plazo.
6 – Proteger las especies y hábitats más frágiles
Las profundidades marinas albergan ecosistemas extremadamente vulnerables que no pueden sostener pesqueras a largo plazo. La expansión de la pesca en estas áreas debe detenerse para preservar hábitats únicos y especies que juegan roles cruciales en el equilibrio de los océanos. Este enfoque incluye la propuesta de “congelar la huella de pesca”, evitando que nuevas áreas sean explotadas sin un estudio previo de su capacidad de recuperación.
7 – Derechos humanos y equidad en la pesca
El informe también pone énfasis en los derechos humanos y en la equidad dentro de la industria pesquera. Las prácticas que violan los derechos de los trabajadores, como la pesca en condiciones de esclavitud, deben ser eliminadas. Además, es fundamental garantizar que los beneficios de la pesca se distribuyan de manera justa, priorizando a las comunidades locales y a los pescadores de pequeña escala sobre las grandes corporaciones que a menudo monopolizan los recursos.
Proponen eliminar las pesquerías que violan derechos humanos, explotando a trabajadores con prácticas como la esclavitud y vulnerando la seguridad alimentaria de las comunidades locales. Estas pesquerías deben ser apartadas, y el pescado debe destinarse al consumo local, priorizando cadenas de suministro cortas para mejorar el bienestar social.
8 – Transparencia y justicia en la gestión pesquera
La gobernanza pesquera debe ser justa y transparente, garantizando la participación de todas las partes interesadas, especialmente de las comunidades indígenas y los pescadores artesanales. Esta medida busca asegurar una representación equitativa en los procesos de toma de decisiones, favoreciendo políticas que beneficien a quienes más dependen de los recursos marinos.
9 – Empresas responsables y sostenibles
Las empresas pesqueras deben adoptar prácticas globalmente responsables, respetando los derechos humanos y evitando el uso de “banderas de conveniencia” para operar en aguas con regulaciones débiles. Estas compañías deben priorizar el bienestar local y rechazar la pesca ilegal, que no solo daña los ecosistemas, sino que también está vinculada a actividades delictivas y explotación laboral.
10 – Eliminar subsidios que incentivan la sobrepesca
A pesar de algunos avances en la reducción de subsidios perjudiciales, muchos incentivos financieros aún contribuyen a la sobrecapacidad pesquera. Eliminar estos subsidios es crucial para evitar la sobreexplotación y la degradación de los ecosistemas marinos.
11 – Tolerancia cero hacia la pesca ilegal
Finalmente, se hace un llamado a implementar una política de tolerancia cero hacia la pesca ilegal, que no solo compromete la sostenibilidad de las pesquerías, sino que también está ligada a crímenes transnacionales. Las empresas involucradas en estas prácticas deben ser excluidas de las cadenas de suministro para garantizar la transparencia y el cumplimiento de las normas.
Un llamado a la acción
El informe subraya la urgencia de implementar estas reformas antes de 2030, una fecha límite clave para evitar más daños irreversibles a los ecosistemas oceánicos. Si no se toman medidas concretas, no sólo las poblaciones de peces seguirán disminuyendo, sino que también se pondrá en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas.
La transición hacia una pesca verdaderamente sostenible podría ser posible, pero requiere un cambio de mentalidad y la cooperación de todos los actores involucrados.
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