Animales que ayudan a controlar el mar, un recurso valioso y económico

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Aves que filman y toman fotografías, elefantes marinos que registran la salinidad del agua, pingüinos que miden la temperatura en el océano. Todos ellos aportan una enorme cantidad de valiosa información científica

 
“El uso de este tipo de tecnología aplicada al estudio de distintas especies animales ha contribuido extensamente a la biología de aves y mamíferos marinos, aportando información y conocimiento útiles para la gestión de la diversidad oceánica”, asegura Flavio Quintana, investigador principal del CONICET y director del Laboratorio de Ecología de Predadores Tope Marinos (LEPTOMA) en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET).
 
Desde hace más de 15 años los integrantes del grupo de trabajo utilizan instrumentos electrónicos de última generación que son colocados en individuos de diferentes especies para estudiar su comportamiento en el mar, el costo energético de sus conductas y las características de su ambiente.
 
“Tenemos datos provenientes de más de 700 aves. Este ejército de animales puede brindar aún mucha más información sobre el Mar Argentino y aportar datos e información”, afirma Quintana.
 
Para Juan Emilio Sala, investigador asistente del CONICET e integrante del equipo de trabajo del LEPTOMA, que los animales sean plataformas biológicas utilizadas para la recolección de datos permite cubrir una enorme extensión oceánica.

“Las mismas herramientas que se utilizan para estudiar y conservar a los animales se usan además para obtener variables oceanográficas, por eso le llamamos estrategia “win-win” o “todos ganan”. Se le coloca al animal sobre su cuerpo un instrumento pequeño que graba información en alta resolución en una memoria, igual a las que utiliza un teléfono celular o una cámara, y cuando regresa de su viaje o de su migración recuperamos el aparato y descargamos la información”, comenta Sala.

 
Durante sus travesías cada especie registra datos en una porción diferente del mar. El Cormorán Imperial, por ejemplo, es un ave que recorre distancias cortas para ir a alimentarse y entonces recoge datos de la zona costera.

Por el contrario, el Albatros Ceja Negra y el Petrel Gigante del Sur son claves para el estudio, caracterización y vigilancia (a través del uso de cámaras de video) en las zonas medias y el borde de la Plataforma Continental Argentina. Por su parte, el Pingüino de Magallanes también explora áreas marinas de importancia entre 120 a 130 kilómetros mar adentro y, a través de sus buceos, registra datos oceanográficos en toda la columna de agua.

 
Sala explica que existe una relación íntima y de interdependencia entre los océanos y el clima global, “porque el agua marina absorbe y desprende calor mucho más lentamente que los ambientes terrestres. Funciona como un regulador de la temperatura, amortiguando, por ejemplo, los eventos extremos. Por eso es de suma importancia entender la dinámica de interacción entre las variables atmosféricas y marinas”.

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