El aspartamo, uno de los edulcorantes artificiales más utilizados en bebidas y productos sin azúcar, podría estar vinculado a problemas cardiovasculares, según un estudio publicado en la revista Cell Metabolism. Investigadores del Instituto Karolinska de Suecia descubrieron que el consumo de este edulcorante puede elevar los niveles de insulina y favorecer la acumulación de grasas en las arterias, aumentando los riesgos para la salud cardiovascular y accidentes cerebrovasculares.
Descubierto en 1965 por el científico James M. Schlatter mientras investigaba un medicamento para las úlceras, el aspartamo es un polvo blanco sin olor derivado de la fenilalanina y el ácido aspártico. Es 200 veces más dulce que el azúcar y se encuentra en refrescos dietéticos, postres, chicles y otros productos sin azúcar.
A pesar de su amplia aceptación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó al aspartamo en 2023 como “posible cancerígeno”. Sin embargo, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) mantiene que su consumo es seguro dentro del límite de 40 miligramos por kilogramo de peso corporal al día.
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Relación con los riesgos para la salud cardiovascular
El estudio del Instituto Karolinska fue impulsado por la observación de su autor principal, Yihai Cao, quien notó a un estudiante bebiendo un refresco ‘light’ y sugirió investigar sus efectos. Para ello, los científicos alimentaron a ratones con dosis diarias de aspartamo equivalentes al consumo humano de tres latas de refresco dietético al día durante tres meses.
Los resultados mostraron que los ratones expuestos al edulcorante desarrollaron placas arteriales más grandes y con mayor contenido graso, además de niveles elevados de inflamación. El equipo detectó un aumento en la insulina tras la ingesta de aspartamo, debido a que el edulcorante activa receptores de dulzura en el cuerpo, lo que provoca una producción excesiva de esta hormona.
Además, los investigadores identificaron que una señal inmunitaria llamada CX3CL1 se activa con niveles altos de insulina, lo que podría estar relacionado con el desarrollo de enfermedades crónicas como la diabetes, la artritis y los accidentes cerebrovasculares.

Estudios en humanos y próximos pasos
Pese a estos hallazgos, los autores del estudio advierten que los resultados en modelos animales no siempre son aplicables a humanos. Rafael Urrialde, profesor de la Universidad Complutense, subraya que los procesos metabólicos pueden variar entre especies y que se necesitan estudios más amplios en personas.
Por ahora, los investigadores planean analizar el impacto del aspartamo en humanos y explorar si CX3CL1 podría ser un objetivo terapéutico. “Los edulcorantes artificiales están en casi todos los alimentos. Comprender su impacto a largo plazo es crucial”, concluyó Cao.
¿Por qué la OMS clasificó al edulcorante como cancerígeno?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogó al aspartamo como “posible carcinógeno” en humanos porque hay evidencia limitada de que esté relacionado con el cáncer de hígado.
Fundamentos de la clasificación
La clasificación se basa en evidencia limitada de estudios observacionales en humanos.
También hay evidencia limitada de que el aspartamo esté asociado al cáncer en animales.
No hay pruebas suficientes de que pueda causar otros tipos de cáncer.
Los expertos desconocen exactamente cómo el edulcorante contribuye a desarrollar cáncer.
Consideraciones sobre el aspartamo
El aspartamo es un edulcorante artificial muy utilizado en diversos productos alimenticios y bebidas.
La OMS considera que el aspartamo es seguro y que “no hay razón suficiente para modificar la ingesta diaria aceptable previamente establecida”.
El aspartamo no es recomendado para personas con FCN, ya que sus organismos no pueden absorber los aminoácidos utilizados para fabricarlo.
Otros factores de riesgo de cáncer
El National Cancer Institute señala que la obesidad, el consumo de alcohol y cigarrillos son otros factores que pueden aumentar el riesgo de cáncer.
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