Una reciente expedición científica encendió una nueva señal de alarma sobre el estado del mar Mediterráneo. La fosa de Calipso, ubicada entre Grecia y la costa de África y considerada el punto más profundo del Mediterráneo con más de 5.100 metros, dejó de ser un enclave remoto e inaccesible, dado que también está contaminada. Un equipo internacional de científicos, entre ellos varios españoles, logró explorar esta depresión marina a bordo del sumergible Limiting Factor, documentando la presencia de 167 fragmentos de basura en apenas 43 minutos de inmersión.
Entre los residuos hallados se encuentran plásticos, vidrios, metales y hasta papeles parcialmente enterrados. Uno de los hallazgos más inquietantes fue la disposición lineal de varios objetos, lo que podría indicar vertidos deliberados desde embarcaciones. “Hemos encontrado evidencias del arrojo intencionado de bolsas de basura desde barcos, como lo demuestra la acumulación de desechos en línea recta”, explicó Miquel Canals, catedrático de la Universidad de Barcelona y uno de los participantes en la misión.
La investigación, cuyos resultados fueron publicados en la revista Marine Pollution Bulletin, describe cómo la morfología de la fosa de Calipso la convierte en una trampa geológica para los residuos. Se trata de un entorno cerrado, con escasa circulación de agua —apenas dos centímetros por segundo—, lo que favorece que la basura se deposite y permanezca en el fondo.
Según Canals, la fosa “actúa como una aspiradora marina”, atrapando los desechos que llegan por acción de las corrientes o que son arrojados directamente desde barcos. Esta acumulación es especialmente peligrosa por la degradación de plásticos en microplásticos, partículas que pueden integrarse en los sedimentos o ser ingeridas por especies marinas.
Durante la inmersión, los científicos observaron especies como Coryphaenoides mediterraneus y Acanthephyra eximia, típicas de aguas profundas. Aunque se trata de una biodiversidad reducida, los impactos de la contaminación pueden ser severos y duraderos. Estudios similares han demostrado que la exposición a plásticos puede generar daños fisiológicos y reproductivos en la fauna abisal.

Ningún rincón del Mediterráneo está a salvo
El origen de los residuos es variado. Algunos llegan desde tierra firme arrastrados por corrientes marinas, mientras que otros provienen directamente de la actividad en alta mar. “Hemos encontrado bolsas plásticas parcialmente enterradas que probablemente llegaron desde la costa y fueron arrastradas por el fondo hasta acumularse aquí”, señaló Canals.
Aunque la fosa se encuentra a más de 60 kilómetros de la costa más cercana, su contaminación demuestra que ningún punto del mar está realmente protegido. “Por desgracia, en lo que respecta al Mediterráneo, no sería exagerado decir que ni un solo centímetro está libre de basura”, concluyó el investigador.
El hallazgo en Calipso suma una nueva voz de advertencia sobre el impacto de la acción humana en los océanos. Un entorno que se creía aislado y preservado ahora se revela como otro testimonio de una crisis ambiental que no reconoce profundidades.

La fosa de Calipso, una trampa acuática
La fosa de Calipso es una depresión geológica en el mar Jónico, frente a la costa de Grecia, que alberga el punto más profundo del Mediterráneo, con las siguientes características:
- Ubicación: Se encuentra en la fosa helénica, una zona de alta sismicidad, situado a unos 60 kilómetros al oeste de la costa del Peloponeso y a 62,6 km al suroeste de Pilos, Grecia.
- Profundidad: Su profundidad máxima es de aproximadamente 5200 m (17.100 pies).
- Forma: Tiene una forma de riñón de aproximadamente 20 por 5 kilómetros.
- Características geológicas: Es una trampa geológica para la basura. Su estructura cerrada y la baja circulación de agua impiden que los materiales se dispersen.
- Contaminación: El fondo de la fosa alberga una de las mayores concentraciones de desechos marinos en el océano profundo. Los desechos incluyen plásticos, vidrio, metal y papel.
Fuente: El Confidencial.
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