La Patagonia ha dado un paso decisivo en el desarrollo de una vitivinicultura sostenible, con tres bodegas que han certificado su compromiso con el medio ambiente.
Estas nuevas embajadoras de la producción responsable ya exhiben en sus etiquetas el distintivo “Vitivinicultura Argentina Sostenible”, otorgado por certificadoras internacionales tras rigurosas auditorías bajo estándares globales.
Las bodegas que obtuvieron la certificación son:
- Bodega Trina (Río Negro)
- Nant y Fall (Chubut)
- Malma (Neuquén)
Representando a tres provincias patagónicas, estas bodegas lideran una tendencia que sigue creciendo en todo el país y refuerzan la presencia de Argentina en el mercado de vinos sustentables.
Un programa de alcance nacional
El programa fue impulsado por el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), con la participación de 14 provincias y 22 bodegas. Además, se certificaron 31 fincas productivas, lo que representa un paso significativo en la consolidación de un modelo de producción respetuoso con el entorno.
Con una inversión de 44 millones de pesos, la iniciativa financió asistencia técnica, implementación de sistemas de gestión y auditorías especializadas, buscando mejorar la calidad y el posicionamiento de los vinos argentinos en los mercados internacionales.
Las auditorías fueron realizadas por entidades de prestigio como IRAM, Bureau Veritas, OIA, Letis, FoodSafety, Lenor Group y Ecocert, quienes validaron las prácticas productivas con criterios de sostenibilidad.
Compromiso con la gestión ambiental
La certificación abarcó aspectos clave como el uso eficiente del agua y la energía, manejo del suelo y la evaluación del compromiso social de las bodegas.
Cada una de las bodegas certificadas destacó por sus iniciativas en sostenibilidad:
- Bodega Trina implementó un innovador sistema de riego inteligente, con sensores y controles digitales que optimizan el consumo de agua sin afectar la calidad del vino.
- Nant y Fall apostó por un manejo orgánico certificado, evitando el uso de productos químicos sintéticos y priorizando procesos naturales en la producción de sus vinos.
- Malma se enfocó en la eficiencia energética, reduciendo su huella de carbono mediante la incorporación de paneles solares y prácticas de bajo consumo.
Además de mejorar su impacto ambiental, estas bodegas han fortalecido su presencia en mercados exigentes como Europa y Asia, donde la certificación abre nuevas oportunidades de exportación.
El impacto de la sostenibilidad en la industria del vino
El sello también refuerza la competitividad de los vinos patagónicos, en un contexto donde los mercados exigen no solo calidad, sino también trazabilidad y bajo impacto ambiental.
La iniciativa se enmarca dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, incluyendo metas sociales, ambientales y económicas que fortalecen el compromiso de la industria con una producción más sustentable.
Hacia una segunda etapa de certificación
Con los resultados positivos obtenidos hasta ahora, el programa ya proyecta una nueva fase de certificación para 2025, permitiendo que más bodegas se sumen a la producción sostenible.
El CFI y COVIAR han firmado un nuevo convenio para ampliar la iniciativa, garantizando mayores fondos y asistencia técnica, con el objetivo de extender la certificación a nivel nacional.
Transformación en el sector vitivinícola
La guía nacional de sustentabilidad establece criterios desde el viñedo hasta la bodega, asegurando que cada etapa del proceso productivo cumpla con estándares ambientales y sociales.
Las bodegas que participaron han reportado mejoras en sus procesos, reducción de costos operativos y un fortalecimiento de sus vínculos con el entorno.
La sostenibilidad no se limita al aspecto ambiental, sino que también involucra un impacto social positivo:
- Nant y Fall ha integrado a escuelas y vecinos en su programa de visitas educativas, generando empleo local.
- Bodega Malma participa en ferias internacionales de vinos sustentables, promoviendo el sello en mercados globales.
- Trina apuesta por la innovación constante, probando nuevas técnicas de cosecha y producción con un enfoque ecológico.
Un nuevo paradigma en la vitivinicultura sostenible
El sello “Vitivinicultura Argentina Sostenible” marca el inicio de una nueva era para la producción de vinos. Ya no basta con ofrecer sabor y calidad, ahora la trazabilidad y el compromiso ambiental se han convertido en factores esenciales para la competitividad.
La Patagonia, con su entorno privilegiado, su identidad cultural y su apuesta por la sustentabilidad, lidera este cambio de paradigma, consolidando su lugar como referente en el mercado internacional del vino.