Anton, un oso polar de 25 años, murió en el zoológico de Wihelma, Stuttgart, Alemania, después de comerse un abrigo y un bolso que, por descuido, un visitante dejó caer en el recinto donde vivía el animal.
El oso polar se enfermó y al cabo de varios días sus cuidadores se dieron cuenta que escupía trozos de tela.
Se le suministró un medicamento para hacerle vomitar, al principio con buenos resultados y vomitó varias trozos del abrigo y el bolso, pero su estado de salud dio un giro radical y falleció.
De no haber sido por este incidente, el animal podría haber vivido 15 años más.