El yaguareté podría desaparecer de las yungas argentinas en los próximos 50 años; del cardenal amarillo quedan apenas unos 1500 ejemplares; la población de la ranita del pehuenche mendocina se halla en extinción por las sequías, y el cauquén colorado peligra por las prácticas de caza. Estas cuatro especies, junto al venado de las pampas y a la mojarra desnuda, son las más amenazadas del territorio.
La Argentina es uno de los países que presentan mayor riqueza en biodiversidad a nivel mundial, con un gran número de especies de artrópodos (111.000), plantas vasculares (10.006), aves (1002), peces continentales (500) y marinos (478), reptiles (406), mamíferos (385) y anfibios (175).
La pérdida del hábitat y la fragmentación de los ecosistemas son las principales amenazas para la conservación de la biodiversidad. Es por eso que, luego de varios encuentros con la sociedad civil local y regional, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación lanzó el programa Extinción Cero, que trabajará con las especies en peligro y se enfocará en la educación.
‘La conservación es una herramienta del desarrollo sustentable. El 95% de la población del yaguareté está diezmada. Por eso, es necesario aplicar una política de Estado que estaba prevista desde 2004, pero nunca se instrumentó’, indicó el ministro de Ambiente, Sergio Bergman.