En un hecho sin precedentes, una persona de apellido Toufeksian fue multado a pagar medio millón de pesos (unos 60 mil dólares) al habérsele secuestrado de un local comercial del barrio de Recoleta una piel de yaguareté (Panthera onca) con la cual se había confeccionado una alfombra.
El allanamiento fue llevado acabo por la Dirección de Fauna Silvestre de la Secretaría de Ambiente de la Nación junto con personal de la División Operaciones del Departamento de Delitos Ambientales de la Policía Federal a mediados de 2012. Luego de toda la instrucción sumarial, el Secretario de Ambiente de la Nación, Ing. Omar Judis, firmó el pasado mes de abril la Resolución 407/14 aplicando la multa máxima para este tipo de delitos: $ 500.000.
Es un hecho muy auspicioso, ya que en Argentina sobreviven menos de 250 yaguaretés silvestres en las últimas selvas del norte, y su extinción se debe principalmente a la cacería que se sigue practicando a pesar de la protección legal que le asiste a la especie. Hace cinco años que venimos trabajando fuertemente para que se cumplan las leyes y se apliquen multas serias que de una vez por todas detengan a quienes siguen matando a nuestros últimos Yaguaretés.
La Red Yaguareté impulsa actualmente más de 40 casos de cacería o venta de pieles y/o restos de yaguareté, a los que sigue minuciosamente para que los organismos de aplicación y la justicia apliquen severas multas. Las leyes existen y son muy buenas, afortunadamente la Secretaría de Ambiente de la Nación se está haciendo cargo de su rol fiscalizador y está aplicando el máximo que las normas prevén en cuanto a multas. Ahora falta la justicia acompañe, pues hasta ahora no ha condenado a ningún cazador, siendo que en varias causas las pruebas que hemos presentado son más que contundentes y ameritaban condenas de prisión, tal como la Ley de Fauna 22.421 establece.
Como se indicó, en Argentina sobreviven menos de 250 ejemplares de esta especie en estado silvestre, distribuidos en tres poblaciones aisladas entre sí; una en Misiones, otra en el Chaco Seco (este de Salta, centro-oeste de Formosa y Chaco y noreste de Santiago del Estero) y una tercera en las selvas de Yungas (norte de Salta y este de Jujuy). Originalmente llegaron a habitar hasta las orillas del río Negro en la Patagonia y en toda la Pampa Húmeda, incluida la actual ciudad de Buenos Aires, pero la llegada del hombre blanco significó una declaración de guerra casi inmediata y se lo persiguió hasta casi exterminarlo de todo el territorio nacional arrinconándolo en aquellos parajes donde sobrevive en la actualidad. Ha sido declarado por Ley Monumento Natural Nacional, por lo que desde este punto de vista es intocable.