Una chimpancé huérfana ha adoptado a una pitón en Tchimpounga, el centro de rehabilitación de primates del Instituto Jane Goodall, radicado en la República Democrática del Congo y dirigido por la española Rebeca Atencia desde hace ocho años.
La veterinaria observó que ‘Matondo’ tenía una serpiente de dos metros sobre los hombros, a modo de bufanda. Al principio pensó que la pitón estaba muerta, pero ésta comenzó a deslizarse por la espalda de la hembra de chimpancé poco después. Circunstancia que aprovechó para coger a la serpiente y ponerla sobre su regazo, como si fuera un bebé; protegiéndola, incluso, de sus compañeros de recinto.
Los cuidadores, que no querían dejar a la pitón con los primates durante la noche debido al potencial peligro para ambas partes (la serpiente podría atacar a uno de los chimpancés o ser lastimada o matada por éstos) se las ingeniaron para convencer a la chimpancé y al resto del grupo para que abandonaran momentáneamente su habitáculo.
Antes de hacerlo, por supuesto, acomodó a su nueva ‘amiga’ en su nido, ocultándola de miradas extrañas. Sin embargo, cuando regreso al hogar descubrió que la pitón había desaparecido. La serpiente fue trasladada a un bosque vecino, a su hábitat natural.
El Instituto Jane Goodall considera el caso como ‘muy singular’, ya que los primates suelen tener miedo a las serpientes. Sin embargo, los chimpancés en estado salvaje pueden adoptar crías huérfanas en grupo, a veces de otras especies.
En Tchimpounga residen 150 chimpancés rescatados del tráfico ilegal de animales; la mayoría de ellos fueron confiscados cuando eran unas crías.
ABC España