El Miami Seaquarium salió al paso de una información divulgada por la sección latina de PETA (Personas por un Trato Ético hacia los Animales) en la que afirma que la orca Lolita, cautiva desde hace más de medio siglo en este acuario, está «mortalmente enferma».
La organización animalista aseguró en un comunicado que «fuentes confidenciales» les han avisado de que Lolita «sufre neumonía y corre peligro de no recibir la atención adecuada».
Y ello debido, en su opinión, a que la veterinaria actual a cargo, Shelby Loos, carecía de «experiencia en orcas» cuando fue contratada en 2019 y que, tras abandonar la empresa, regresó de nuevo en 2021 después de que Seaquarium «despidiera» a su veterinario principal luego de que éste expresara su «preocupación» sobre el «sufrimiento» del animal.
Instalación inadecuada
«Lolita ha sufrido durante cinco décadas en esta despreciable prisión para animales, y si tiene neumonía, eso incrementa enormemente el riesgo de morir que enfrenta en esta instalación inadecuada», dijo Jared Goodman, vicepresidente y asesor jurídico adjunto de derecho animal de la Fundación PETA.
Pero Loos, veterinaria adjunta de este oceanario, desdice este extremo y señala en un comunicado enviado a EFEverde que, «a pesar de su avanzada edad», Lolita «ha ido mejorando constantemente y sintiéndose mejor» desde el tratamiento al que se le sometió, tras «notar algunas anomalías en un análisis de sangre«.
«Toki», también conocida como Lolita, de 56 años de edad, lo que la convierte en la orca más longeva bajo cuidado humano, se somete periódicamente a exámenes de rutina, tales como análisis de sangre y ecografías.
Fue precisamente en uno de estos análisis que los veterinarios descubrieron estas «anomalías» y decidieron ponerla en tratamiento. Desde entonces, dice Loos, la salud de la orca «ha ido mejorando constantemente».
«‘Toki’ cuenta con un equipo dedicado y amoroso de veterinarios y cuidadores que monitorean su salud todos los días para brindar la mejor calidad de atención posible», añadió.
Explicó que, como veterinaria a cargo, supervisa la atención a Lolita y trabaja en estrecha colaboración con Tom Reidarson, «uno de los veterinarios más experimentados del mundo en el cuidado de orcas», en todos los aspectos de atención al animal.
Una consulta que se extiende a otros veterinarios expertos, incluido Michael Renner, «quien ha trabajado con ‘Toki’ durante años».
«Longevidad sin precedentes»
«Tengo la máxima confianza en el equipo reunido para cuidar» a Lolita y a todos nuestros animales. «La longevidad sin precedentes» de esta orca «habla de la atención de calidad que ha recibido a lo largo de los años», subrayó la veterinaria del Miami Seaquarium.
Lolita vive desde 1970 en el estadio Killer Whale and Dolphin, considerado por PETA como el tanque de orcas más pequeño del mundo.
Pero PETA pidió al acuario que «cierre» antes de que más animales sigan sufriendo y mueran, y puso como ejemplo el fallecimiento de un delfín que se enredó en una red que separa dos piscinas de sus instalaciones.
La organización animalista compartió unas fotografías que le han hecho llegar las mismas fuentes de la muerte del delfín Abaco y cuya necropsia reveló, según PETA, que «había sufrido lesiones por haber sido atacado por delfines incompatibles» a él.
«Abaco fue uno de los seis animales que murieron en el Seaquarium en 2019 y 2020, todos por causas relacionadas con traumatismos, entre ellos, en la cabeza y el cuello con hemorragia», indicó PETA.
Medios locales informaron a finales de 2021 que el Departamento de Agricultura (USDA, por su sigla en inglés) decidió una investigación debido a varias denuncias que recibió sobre la mala alimentación y la negligencia en el trato a los animales del parque acuático.
Esto se produjo después de que en agosto de 2020 la compañía Palace Entertainment, filial del grupo español Parques Reunidos, anunció un acuerdo para vender a la mexicana The Dolphin Company el Miami Seaquarium por un monto no revelado.
Abierto desde 1955 en una isla de la Bahía Vizcaína, entre Miami y Key Biscayne, el Miami Seaquarium, en cuyas instalaciones se filmó en los años 60 la famosa serie Flipper, es una de las atracciones más populares de la zona, con 500.000 visitantes al año, según sus propias cifras.