La muerte masiva de salmones en el sur de Chile generó consternación y levantó la alerta de organizaciones de la sociedad civil como la Fundación Terram, Defendamos Chiloé, AIDA, Greenpeace y la marca outdoor Patagonia.
El desastre ambiental, que desde las alturas se puede apreciar como una gran marea café, tiene lugar en el Fiordo Comau, en la provincia de Palena, donde hasta el 6 de abril había una mortalidad de 1.300 toneladas de salmón.
El hecho ocurrió por la aparición de floraciones algales nocivas (FAN), que se alimentan de la materia orgánica descargada en el mar por parte de las operaciones de la salmonicultura. Estos nutrientes son fecas y alimento no consumido por los peces, que dan vida a las algas tóxicas que luego absorben el oxígeno, generan zonas muertas donde no prolifera la vida y dan paso a la muerte masiva de salmones.
Si en esta ecuación letal se considera el cambio climático, el escenario es aún más desalentador, ya que aguas más cálidas dan pie a un mayor crecimiento de algas. Los centros de cultivo se ubican en los fiordos donde hay un bajo recambio de agua, por lo que el emplazamiento geográfico se vuelve otro factor detonante para el desastre.
Asimismo, recientemente se informó de otras 1.600 toneladas de salmones muertos en la región de Aysén en 12 centros de cultivo, lo que eleva la catástrofe ambiental. Sin embargo, y pese al gran impacto de estos hechos, ONGs chilenas e internacionales denuncian la ausencia de información clara y oportuna que debería entregar la autoridad sectorial en casos como estos, especialmente ante los antecedentes históricos que existen en esta materia. Además señalan que, según las autoridades, estos hechos empezaron a ocurrir el 27 de marzo pasado y a la fecha no existe información pública detallada. En total, 18 centros activaron planes de acción.
Otras consecuencias de la salmonicultura
Hechos como estos tienen un gran impacto ambiental en los ecosistemas, consecuencias que son expuestas en el documental chileno Estado Salmonero, producido por Patagonia y liderado por Ramón Navarro, surfista profesional de olas grandes y embajador global de la marca outdoor.
La película, dirigida por Daniel Casado, devela detalles de una de las industrias más grandes de Chile, superada solo por el cobre, y cuya regulación es baja, elementos que se convierten en la combinación perfecta para una importante huella de destrucción. El documental, estrenado en 2019, da cuenta también de los orígenes de la industria y expone de dónde proviene el mayor consumo per cápita de salmón de granja chileno a nivel global.
En la Argentina, varias organizaciones ambientales y la marca Patagonia realizaron y continúan llevando a cabo activaciones para evitar la instalación de esta industria en el Canal Beagle y proteger así nuestro medioambiente, la comunidad y la economía. Es muy importante que se mantenga y se extienda la prohibición de la salmonicultura para cuidar de posibles catástrofes en las tierras de la región de Magallanes y Tierra del Fuego.
Ante este escenario, Patagonia nos propone exigirle a las autoridades justicia ambiental y ayuda para proteger los últimos lugares prístinos del planeta.