Un grupo de científicos japoneses descubrió una cabeza de un lobo de Siberia de hace 40.000 años, de la etapa del período del Pleistoceno.
El pelo, piel y cerebro del animal, además de la dentadura, se han conservado prácticamente intactos.
No fue hasta el año pasado cuando los científicos descubrieron la cabeza del lobo enterrada en Siberia. Ésta mide más de 40 centímetros de largo: podría ser el doble de la medida de una cabeza de un lobo actual.