Hace más de 27.000 años, el oso de las cavernas (Ursus spelaeus) se expandía por Europa y el oeste de Asia. Con un peso de 400 kilos a una tonelada y hasta 135 centímetros de alto en la cruz, esta especie poseía dimensiones similares a los osos Kodiak que hoy habitan en el sur de Alaska. Su nombre se debe al sitio en el que la mayoría de restos fósiles han sido encontrados: los osos de las cavernas usaban cuevas como refugio durante meses, donde hibernaban para sobrevivir a los inclementes inviernos.
Aunque los osos de las cavernas coincidieron temporalmente con los humanos del Paleolítico, se cree que los encuentros entre ambas especies no fueron comunes y su caza no fue un factor relevante para la disminución gradual de su población y posterior extinción.
No obstante, la actividad humana en cuevas previamente habitadas por osos ha sido un obstáculo para conocer más a fondo sobre la especie y su entorno natural, hasta ahora:
A mediados de noviembre, un equipo de paleontólogos de la Academia Rusia de Ciencias descubrió un ‘cementerio natural’ de osos de las cavernas que se mantuvo inalterado durante más de 40,000 años en Siberia.
Según The Siberian Times, dentro de la cueva se hallaron los restos de aproximadamente 18 ejemplares de oso de las cavernas, entre ellos 15 cráneos y más de 300 huesos entre costillas, vértebras y otros restos óseos.
La cueva de Prokushev está formada por un ‘pasadizo’ de 106 metros que abre paso a una gruta subterránea, donde se encontraron la mayoría de restos fósiles.
A diferencia de otras cuevas de la zona, el ‘cementerio’ de osos de las cavernas no posee rastro alguno de presencia humana. De ahí que los restos fósiles de la cueva de Prokoshev sean una oportunidad única para conocer más a fondo el comportamiento de la especie y el medio ambiente de entonces.
Aunque aún hacen falta más estudios a fondo (como el análisis de la dentadura de los ejemplares mejor conservados para determinar su dieta), los científicos hallaron más osos hembras que machos y descubrieron que algunos murieron durante la hibernación incluso 10,000 años antes que los restos más recientes.