Los traficantes sacan los ejemplares fuera de las fronteras mediante vuelos directos: camuflan la mercancía, la mezclan con despachos legales y la remiten en cajas de doble fondo.
No obstante, son pocos los que sobreviven a las extensas travesías: en 2007, de 450 escarabajos que las mafias intentaron trasladar a Japón, solamente sobrevivió la mitad.
Más todavía, la Policía Forestal y de Medio Ambiente señaló que el año pasado había logrado interceptar la salida ilegal hacia Alemania de 45 hormigas amazónicas.
En diciembre del año pasado, dos extranjeros llegaron a la población a una población de la amazonía boliviana para atrapar escarabajos y mariposas, según la denuncia del biólogo Fernando Guerra. O sea, el tráfico de invertebrados continúa en la región pese a las promesas de autoridades gubernamentales de controlar este delito.
Ahora el tema es noticia mundial, porque además de la televisión francesa que en 2011 llegó a Bolivia para realizar averiguaciones, a fines del anterior año los periodistas José Luis Pardo (España) y Alejandra Sánchez Inzunza (México) arribaron a Bolivia: “Hemos visto que continúa ese tráfico, particularmente con los escarabajos”, adelanta Pardo.
Aparte, los 8.992 insectos que fueron decomisados a dos traficantes en 2012, continúan descomponiéndose entre los archivos de la Fiscalía de La Paz.
Por último, la Procuraduría General del Estado, que en una carta enviada por grupos ecologistas, se comprometió a indagar sobre el asunto, tampoco avanzó en ese trabajo.