Galápagos: “Casi 30 especies migratorias no han mejorado su condición a pesar de tener la reserva”

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La Reserva Marina de Galápagos es una de las áreas marinas protegidas más importantes del mundo y alberga más de 3500 especies. Varios científicos, sin embargo, creen que esta protección no es suficiente y desde hace varios años vienen trabajando en una propuesta para crear una nueva reserva.

El objetivo es proteger, sobre todo, el corredor marino que une Galápagos con el Parque Nacional Isla Coco, en Costa Rica, conocido como la Migravía, debido a que la ciencia ya ha demostrado que numerosas especies marinas migratorias se mueven entre estas dos zonas.

En esta entrevista habla el biólogo Eliecer Cruz, coordinador de Más Galápagos, una iniciativa ciudadana que reúne a numerosas organizaciones nacionales e internacionales, científicos y conservacionistas, que abogan por la creación de una nueva área protegida en Galápagos que permita ampliar la ya existente reserva marina.

Cruz, especialista en el manejo de áreas protegidas y autor de varias publicaciones científicas en revistas y libros nacionales e internacionales, fue director del Parque Nacional Galápagos cuando se creó la reserva marina, en 1998, y ocupó el cargo durante ocho años (1996-2003).

En esta entrevista explica los motivos para crear una nueva área protegida, cómo se lograría obtener el millonario financiamiento que se requiere, los resultados que arrojaría su creación y los obstáculos que el proyecto enfrenta.

¿Por qué se quiere crear una nueva reserva?

La actual reserva ha sido muy buena para apoyar la protección y conservación de especies costeras, pero lo que hemos analizado es que casi 30 especies migratorias no han mejorado su condición a pesar de tener la reserva. Se encuentran En Peligro de extinción, En Peligro Crítico, Vulnerables, etc.

¿Cuáles han empeorado?

El tiburón martillo, la tortuga laúd, el albatro de Galápagos que solamente anida en la isla Española y unos cuantos individuos en la Isla de la Plata. Esta especie también está muy afectada porque cuando va al sur, hacia Perú, en el trayecto pasa pescando y mueren muchos individuos en los palangres de los barcos.

¿Por qué la reserva ha sido insuficiente para estas especies?

En el 98 no teníamos la información que tenemos ahora. Hoy tenemos casi 20 años de estudios que nos muestran cuáles son los territorios que recorren estas especies migratorias y se ha logrado determinar que hay una fuerte conectividad entre Galápagos y la Isla Coco en Costa Rica, con Coiba en Panamá y con Malpelo en Colombia. En esas rutas se ha podido determinar cuáles son las principales zonas de alimentación y de reproducción.

El sector pesquero industrial dice que es muy amplio el recorrido y que no es eficiente una reserva marina para proteger especies migratorias porque salen del área. Pero esto los científicos lo desvirtúan porque si tienes áreas abiertas a la pesca en zonas de reproducción y de alimentación, eso es acabar con la especie. Hay que proteger esos espacios.

¿Cuál es la propuesta de protección?

Lo que la ciencia nos dice ahorita es que si queremos manejar más del 50 % de éxito para salvar a estas especies tendríamos que ampliar casi a las tres cuartas partes de la zona económica exclusiva, es decir, tener una reserva de 445 mil kilómetros cuadrados. Esta es la propuesta científica, no es que eso se vaya a hacer.

Con esa información hemos planteado varios escenarios para que el gobierno nacional tome la mejor decisión para crear esta nueva área marina protegida.

¿Cuál sería el mejor escenario?

Un buen rango de protección sería por lo menos duplicar la actual reserva marina. No es lo ideal, pero sí lo óptimo.

¿Sería una circunferencia alrededor de la actual reserva?

No. Por razones de manejo el Parque Nacional Galápagos apoya que haya un cinturón alrededor de la actual reserva marina para mejorar los temas de control, de ingreso de embarcaciones, etc. Eso responde principalmente a un tema de manejo y no necesariamente responde a la conservación biológica. Pero lo que estamos planteando nosotros es proteger al menos toda la zona este del archipiélago que conecta con el Parque Nacional Isla Coco. Luego, esperamos que Costa Rica haga lo mismo: ampliar su reserva para conectar con Ecuador. Es lo que se conoce como la Migravía.

Quisiéramos ampliar también hacia el sur para proteger a los albatros y un poco al noroeste para proteger las poblaciones de tiburones martillo, pero estamos bastante felices si por lo menos la parte del corredor marino, la Migravía, se protege.

¿Qué beneficios traería ese cinturón alrededor de la actual reserva?

Se alejarían los peligros. Los barcos cerqueros industriales que están en la zona sureste y al borde de la reserva lanzan plantados (una caja de mallas que lleva en su interior cebo vivo y que atrae a varias especies). Con la corrientes marinas los plantados entran a la reserva, se cargan de pescados y salen. Una vez fuera, los barcos los capturan. Eso es pesca ilegal aunque no lo quieran reconocer. Ya se han hecho estudios que demuestran que si aumenta la reserva de unas cuantas millas, las corrientes marinas sacarán del área a los plantados que se arrojen en el nuevo límite, ya no entraría a la reserva.

¿Los pescadores perderían territorio para pescar?

Estamos dejando la parte oeste del archipiélago abierta a la pesca porque de acuerdo a los estudios que tenemos de pesquerías, la principal zona de pesca del sector pesquero industrial está en la zona oeste del archipiélago.

Entonces lo que realmente la industria estaría perdiendo es un 4 % o 6 % que tendría que pescar en otra zona, pero que en años siguientes estaría recuperando con creces porque al cerrar un área creas más biomasa. Una vez que hay suficientes pescados grandes empiezan a salir fuera de la reserva y ahí las flotas pesqueras pueden capturarlos y eso está bien, eso es saludable, significa que está funcionando la reserva. Y de hecho la actual reserva marina ha funcionado así.

¿Por qué entonces el sector pesquero se opone?

Hay declaraciones del 98 del sector pesquero diciendo “si nos crean la reserva marina vamos a acabar con el sector pesquero industrial, va a haber miles de desempleados, va a ser el acabose para la economía del Ecuador”. Pero 15 años después hicimos un estudio de percepciones con la Universidad de Holanda y WWF, ¿qué dijeron?: “estamos felices, es lo mejor que nos ha pasado, nos equivocamos al oponernos, es nuestro semillero, no nos toquen la reserva marina”. Dicho por ellos, grabado.

Sin embargo, ahora no quieren reconocer eso y se oponen rotundamente otra vez. Pero han ganado mucho. Tenemos estudios que en el oeste del archipiélago los lances que hace el sector pesquero industrial se han duplicado. Hay varios estudios que se han hecho en diferentes reservas marinas donde la biomasa total en las reservas se ha incrementado en 466 % y la biomasa de peces comerciales en más de 160 %.

¿Cuánto tiempo tardaría en que esta nueva área se convierta en un semillero y empiece a dar beneficios a los pescadores?

Las áreas marinas son una inversión. Una vez que cierras un área después cosechas y tienes mucho más ganancia. En unos tres a cinco años se empezarían a ver los beneficios.

¿Qué certeza hay que de que se mejoraría el estado de conservación del tiburón martillo?

Bastante, porque se estaría evitando la captura en zonas de reproducción y alimentación. Obviamente si es que esto se puede acompañar de decretos para evitar la captura de tiburón a nivel general ayudaría mucho más. Hay todavía mucho por estudiar, pero sí hay muchos avances que nos permiten identificar claramente qué se puede mejorar.

¿Cuánto costaría la administración de esta nueva área protegida?

Hemos hecho un estudio completo de cuáles serían los costos de control y vigilancia de la nueva área protegida. Esto nos arroja entre 5 y 6 millones de dólares anuales. Quizás al inicio un poco más porque necesita equipamiento. Es un presupuesto considerable para un país como Ecuador que además de los problemas económicos que tiene se suman las dificultades pospandemia.

¿Y cómo se financiaría el área para que efectivamente se conserve?

Lo que estamos planteando al gobierno ecuatoriano no solo es darle la información científica, jurídica y técnica para que cree la reserva, sino también darle los elementos para que pueda tener el financiamiento adecuado. Lo que proponemos es algo que ya se ha hecho: un canje de deuda externa.

Esta propuesta se ha venido trabajando con una organización de EE.UU. que se llama Ocean Financial Company (OFC) y la idea es comprar, con 800 millones de dólares, casi 1200 millones de dólares de la deuda externa de Ecuador.

Lo que hace la OFC es ir a la oficina de desarrollo de EE.UU., pagar una especie de seguro para de alguna manera estar avalados por el gobierno de EE.UU. Eso les permite ir a negociar con la banca privada. Ya hay apoyo del City Bank, del banco Holandés y otro más que ya se han comprometido a poner esa plata para pagar la deuda.

Al hacer ese canje, el Ecuador también se beneficia porque se reprograma la deuda: hay una baja de intereses, se renegocia el plazo y hay una condonación de la deuda.

Además, los intereses que produzca esa renegociación de la deuda no van a los acreedores internacionales sino que van los programas de conservación de Ecuador que, en este caso, serían para la nueva reserva. Son unos 20 millones anuales que se generarían en intereses.

De esos 20 millones se separan unos 13 millones para el manejo del área protegida y apoyar pesquerías sostenibles en el Ecuador continental, y en Galápagos y el resto va a alimentar un fondo de tal manera que cuando el Ecuador termine de pagar, ya se haya creado otro fondo de alrededor de 270 o 300 millones de dólares. Este nuevo fondo será el que empiece a producir intereses para mantener el mismo sistema de tal manera que exista un fondo a perpetuidad.

¿Cuál ha sido la recepción de esa propuesta?

En el gobierno pasado cero. No quisieron dar los pasos. En el gobierno actual hemos tenido tres reuniones con el ministerio de finanzas y ha habido muy buena receptividad, están apoyando totalmente esta propuesta y está el ministerio de finanzas a la expectativa de que el gobierno nacional decida la creación de la nueva área protegida.

¿Por qué no se optó por una ampliación de la actual reserva en lugar de una nueva?

Porque eso significa mover los límites actuales. Esos límites están en la ley especial de Galápagos y para eso hay que ir a la Asamblea, modificar la ley y luego ir al ejecutivo, entonces eso puede ser muy tortuoso y se puede diluir en las negociaciones de la asamblea.

¿Y quién la administraría?

Va a depender del Ministerio del Ambiente. Ellos tendrían que decidir si es el mismo Ministerio quien administra o es el Ministerio a través del Parque Nacional o si delega a otra entidad.

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