Por si el calentamiento global fuera poco para los osos polares, ahora se ha descubierto que tienen un nuevo problema. Ante la falta de presas, la población que vive en el este de Groenlandia come, cada vez más, focas que tienen en su carne contaminantes químicos. Los osos polares de la citada región se alimentan principalmente de focas anilladas, focas de Groenlandia y focas capuchinas.
Los diferentes tipos de focas tienen diversos estilos de vida y cada uno de ellos acumula más o menos contaminación química en su carne. Los científicos han estudiado los hábitos alimenticios de los osos polares de Groenlandia entre 1984 y 2011 y han descubierto que comían un 42% menos de foca anillada, la presa más limpia.
Ahora, los osos polares comen más focas de Groenlandia y focas capuchinas, especies cuya carne tiene niveles más altos de contaminantes orgánicos persistentes, ya que son más grandes que las focas anilladas y se sitúan más arriba en la cadena alimentaria. Además, son focas subárticas, es decir, que se desplazan más al sur, más cerca de países industrializados y están más en contacto con la contaminación que producen éstos.
Los científicos creen que el cambio de dieta está relacionada con el clima, pues los años más cálidos hacen que los osos cambien el tipo de focas que comen. Ahora encuentran más focas subárticas, más contaminadas. Este cambio de dieta puede tener consecuencias para su salud, aseguran los científicos.
El hielo marino del Ártico se derrite y a los osos les resultará más difícil atrapar focas anilladas y capuchinas, pues utilizan el hielo como plataforma donde criar a sus cachorros. De seguir así, los osos cada vez tendrán más dificultades para atrapar a estas presas, que, aunque contaminadas, al menos, es comida. Así, las posibilidades son terribles: no comer o comer focas contaminadas. Sólo si vuelven a comer más focas anilladas, se resolverá el problema.
Ecología Verde