Las aves pueden ser nuestras guías en este esfuerzo colectivo hacia un futuro más sostenible, son las mejores embajadoras de la biodiversidad.
Un estudio realizado por Audubon muestra cómo los lugares más importantes para la conservación de las aves migratorias, endémicas y globalmente amenazadas se sobreponen en un 85% con sitios importantes para la regulación hídrica y en un 42% con sitios de alta y muy alta vulnerabilidad al cambio climático.
Por ejemplo, los manglares, corales y praderas marinas no solo son refugio para diversas especies y la cuna de las pesquerías, sino que también actúan como barreras naturales contra tormentas y tsunamis. Está demostrado que estos ecosistemas marinos pueden reducir la energía de las olas que llegan a las orillas hasta en un 95%.
Por otro lado, las cuencas hidrográficas, cuando están bien conservadas, mejoran la calidad del agua y regulan su flujo, vital para la vida humana y la agricultura. Cuatro de cada cinco ciudades principales en el mundo podrían mejorar su calidad y regulación hídrica si usan el poder de la naturaleza. Y una de cada seis de estas ciudades podría ahorrar recursos si invierte en la conservación de sus cuencas en vez de invertir en más plantas de tratamientos o solamente en infraestructura gris.
Se estima entre $598 y $824 mil millones de dólares la brecha financiera anual para manejar los recursos naturales y mitigar los efectos a futuro del cambio climático. Existen los recursos financieros y el caso de negocio de por qué se debe internalizar la conservación de la biodiversidad en la toma de decisiones.
Estudios recientes muestran que la observación de aves está en crecimiento en las Américas, con más de 96 millones de personas que participan en esta actividad solo en Estados Unidos. Tenemos la oportunidad de conectar a estos avistadores eufóricos con los cambios en política e inversiones que debemos hacer. Allí está el poder de las aves.
Es crucial organizar a los observadores de aves, a la sociedad civil y a los empresarios para colaborar con los gobiernos y otras iniciativas de conservación de biodiversidad y adaptación y mitigación al cambio climático. Las aves pueden ser nuestras guías y embajadoras en este esfuerzo colectivo por sostener la biodiversidad.
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