Las cinco aves más vistosas del planeta

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Desde que el ser humano se detuvo a observar el mundo, muchos animales han despertado su curiosidad y fascinación, pero seguramente el grupo que más le ha cautivado es el de las aves. Sus colores, en ocasiones brillantes, e incluso metalizados, no tienen igual en la naturaleza; y la capacidad de volar ha sido todo un misterio, como si de un don divino se tratara, hasta hace relativamente poco tiempo.

Las aves son protagonistas de mitos y leyendas en culturas de todas las épocas. El ave fénix griega; el ibis sagrado, personificación del dios Thot, en el antiguo Egipto; la misteriosa garza nocturna Aosaginohi, de la mitología japonesa; la neozelandesa leyenda de Pukuai, una rapaz monstruosa capaz de capturar personas —probablemente basada en la gigantesca y extinta águila de Haast—; el Impundulu, ave mitológica de algunas comunidades africanas, causante de las tormentas; la diosa Mari, de la mitología vasca (Conoce la Selva de Irati, paraíso natural de Navarra), que en ocasiones se transforma en cuervo o en buitre; el terrible Bú, criatura de las sombras de la mitología castellana, con aspecto de búho del tamaño de un oso, con afiladas garras en las alas; o el gallo Gullinkambi, que anunciará el inicio del Ragnarok en la mitología nórdica.

El eco de sus mitos aún resuena en la poesía, la música, la pintura, la fotografía e incluso el cine, con un fuerte simbolismo y como metáfora de libertad. Todas las aves son, sin duda, excepcionales, pero algunas especies más que otras. Por supuesto, para gustos no hay nada escrito, y hacer un ranking sobre animales vistosos es tan subjetivo como hacerlo sobre postres sabrosos. Dicho esto, estas son, para quien escribe, las aves más vistosas de todas.

5. La carraca europea

España se encuentra en un lugar privilegiado para la observación de aves migratorias: para numerosas aves es zona de asentamiento y para otras muchas, zona de paso en sus largos viajes migratorios. Muchas de estas aves son espectaculares, como el flamenco rosa, la abubilla o la oropéndola. Pero, probablemente, la más vistosa sea la carraca europea (Coracias garrulus).

Ave migratoria, pasa los inviernos en las cálidas tierras del África subsahariana, pero con la llegada del verano se deja ver desde el sur de Portugal, por toda la cuenca mediterránea de Europa, hasta las costas del Mar Negro y el Mar Caspio. En España, puebla toda Andalucía, Murcia y Levante, y se adentra ocupando las dos Castillas y el Sistema Central.

En reposo, el plumaje de la carraca europea deja ya entrever su espectacularidad; el dorso, pardo anaranjado, contrasta con el azul cenizo predominante en su cabeza, pecho y alas, estas últimas con puntas casi negras. Cuando alza el vuelo exhibe el azul purpúreo del margen anterior de sus alas, completando así un patrón vistoso y vibrante, que la convierte en una de las aves más vistosas de España.

4. La urraca azul de Formosa

Entre los córvidos, hay animales espectaculares en muchos sentidos. No solo exhiben una gran inteligencia — pueden llegar a usar herramientas—, sino que algunas especies presentan plumajes vistosos. La urraca común presenta un hermoso patrón en blancos y negros, y plumas de brillo metalizado. El color del zanate de México es más sutil, con un plumaje uniforme negro brillante, y una cola de sección triangular que se abre en la punta como un abanico. Y la chara azul, norteamericana, tiene patrones grises, azules y negros, y una divertida cresta emplumada en la cabeza.

Pero, probablemente, ningún córvido tan vistoso como la urraca azul de Formosa (Urocissa caerulea), endémica de la isla de Taiwan. Como el resto de su familia, muestra una gran inteligencia. De naturaleza gregaria, suele asociarse con los asentamientos humanos, adentrándose incluso en el entorno urbano de Taipei. Para la tribu tsou, es un animal sagrado.

El color de su cabeza, cuello y pecho, negro brillante, contrasta con el rojo del pico y las patas, y el amarillo intenso de sus ojos. El resto del plumaje pasa por varios tonos azules y grises. Las plumas que forman el abanico de la cola tienen la punta blanca, y en ella destacan dos plumas mucho más largas que el resto.

3. El martín pescador oriental

También en Asia abundan especies de aves espectaculares, como la esbelta grulla japonesa o el imponente pavo real. Pero una de las más vistosas, habitante de Birmania, Tailandia y las islas de Sumatra, Java y Borneo, es el martín pescador oriental (Ceyx erythaca). Anatómicamente se parece a su pariente europeo, que podemos encontrar pescando en los ríos de España. Pero su coloración le convierte en algo único.

Su pico largo y afilado, perfecto para la pesca, es de un color naranja vivo, como sus patas; la cabeza y el dorso tienen un plumaje de base naranja iridiscente, que según cómo reciba la luz, exhibe brillos púrpura, rosados o azules; el pecho y el vientre muestran unas tonalidades amarillas, en un degradado que puede llegar a ser casi blanco; y las alas, de fondo negro brillante, muestran un patrón intrincado de líneas azul eléctrico.

El martín oriental se alimenta principalmente de peces, aunque también consume otros pequeños animales acuáticos como cangrejos y ranas. Para pescar, se sirve de un agudo sentido de la vista para localizar a su presa desde las ramas. Cuando divisa una presa potencial, se lanza en picado al agua con una precisión asombrosa, gracias a la forma aerodinámica de su cuerpo y a sus alas cortas pero fuertes.

2 Las aves del paraíso

Entre Australia y Papúa Nueva Guinea vive una gran familia de aves, con más de 40 especies descritas, que destacan por su aspecto llamativo y colorido. Son las denominadas, muy adecuadamente, aves del paraíso, la familia Paradisaeidae.

Las aves del paraíso presentan un dimorfismo sexual muy acentuado. Los machos exhiben colores saturados, brillantes y contrastes elevados. En algunas especies, las plumas de las alas o, más frecuentemente, de la cola, tienen complejas ornamentaciones que, de hecho, pueden entorpecer el vuelo y el movimiento. En claro contraste, las hembras tienen un aspecto mucho más sobrio y sutil, con coloraciones en tonos pardos, que facilitan el camuflaje en el entorno.

Este es, de hecho, uno de los mejores ejemplos en los que se pone de manifiesto la gran importancia de la selección sexual en la evolución de algunas especies, más incluso que la propia selección por presión del ambiente. Los machos de estas aves combinan con frecuencia la torpeza y la ostentación que los convierte en presa fácil de los depredadores. Pero, en compensación, cuanto más llamativos son, más atractivos resultan para las hembras.

Algunas especies de aves del paraíso son tan peculiares en su aspecto y comportamiento, que las grabaciones en vídeo de sus bailes de cortejo se han convertido en memes culturales, como el ave del paraíso goliazul (Ptiloris magnificus). Pero, para ilustrar este grupo tan diverso y variopinto se ha escogido al ave del paraíso ragiana (Paradisea raggiana), por su combinación entre los vivos colores y los complejos ornamentos. Presenta la parte superior de la cabeza de color amarllo brillante, la garganta verde, el pecho negro intenso, y en las alas tiene largos penachos de plumas largas e iridiscentes que, según el ejemplar, oscilan desde un anaranjado pálido hasta un rojo vivo.

1. El quetzal

Para muchos, el quetzal (Pharomachrus mocinno) es el ave más hermosa del mundo. Asociado a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada de la mitología mesoamericana, esta ave, símbolo nacional de Guatemala —presente en su escudo, su bandera y sus billetes, y que da nombre a su moneda— se extiende desde el sur de México hasta las selvas orientales de Panamá.

El quetzal también tiene un marcado dimorfismo sexual. Mientras que la hembra presenta los tonos más apagados, el macho de quetzal luce una coloración verde iridiscente, una mancha roja en el pecho, las alas negras y una cresta emplumada en la cabeza. En el dorso de la cola presenta un mechón de plumas blancas, que contrasta con el abanico de color verde. Sin contar la cola, el quetzal tiene una longitud de entre 35 y 40 centímetros.

Pero el rasgo más llamativo está, precisamente, en la cola del macho, con un par de plumas extraordinariamente largas —de hasta un metro de longitud— que ondean sinuosas cuando vuela de un árbol a otro. Este rasgo es, probablemente, el que dio origen a la mítica serpiente emplumada —que comparte también la coloración esmeralda—, deidad dadora de la vida y portadora del conocimiento para las culturas mesoamericanas. Claro ejemplo de un ave tan espectacular que ha despertado la curiosidad y fascinación de los seres humanos, hasta formar todo un mito de la creación a su alrededor.

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