La guerra acabó en 1992 y 20 años después, más del 80% de la fauna se había recuperado. Así lo pudo comprobar el investigador de la Universidad de Princeton (EE UU), Joshua Daskin. Junto al científico Robert Pringle, de la Universidad de Yale (EE UU), Daskin ha analizado la tendencia de las poblaciones animales que conviven con la guerra.
En 1977, dos años después de la guerra de independencia de Mozambique, el país se vio inmerso en una guerra civil que duró 15 años. Los enfrentamientos provocaron más de 900.000 muertos y cinco millones de civiles desplazados. Pero las consecuencias del conflicto también alcanzaron la vida salvaje: el 90% de los grandes mamíferos del Parque Nacional de Gorongosa fue asesinado.
La guerra acabó en 1992 y 20 años después, más del 80% de la fauna se había recuperado. Así lo pudo comprobar el investigador de la Universidad de Princeton (EE UU), Joshua Daskin. Junto al científico Robert Pringle, de la Universidad de Yale (EE UU), Daskin ha analizado la tendencia de las poblaciones animales que conviven con la guerra.
Para ello los científicos cuantificaron, por primera vez, sus efectos en zonas protegidas en todo el continente africano a lo largo de varias décadas (de 1945 a 2010). El estudio, publicado en la revista Nature, revela que en las áreas donde se producen más guerras la población de grandes mamíferos disminuye, por lo que los conflictos son buenos indicadores de la pérdida de biodiversidad.
“Donde el conflicto ha sido más frecuente, a las poblaciones de vida silvestre les ha ido peor; de hecho, no hemos encontrado poblaciones que aumenten de tamaño en esos lugares. Pero encontramos relativamente pocas extinciones completas, lo que sugiere que las regiones posconflicto pueden proporcionar un gran potencial para iniciativas de restauración”, señala Joshua Daskin, autor principal del trabajo.
Los investigadores estudiaron el impacto de los conflictos en 253 poblaciones de 36 especies de grandes herbívoros de parques africanos, como elefantes e hipopótamos, entre otros, de 126 áreas protegidas de 19 países de África.
El trabajo demuestra que el 70% de estas áreas protegidas se vieron afectadas por la guerra durante las cinco décadas. En una cuarta parte de estas zonas, los conflictos duraron de media nueve años. En el caso de Chad, Namibia y Sudán, por ejemplo, los enfrentamientos se prolongaron 20 años en cada área protegida.