Para evitar prácticas que avalan actos de crueldad y dolor innecesarios, a través de un proyecto de Ley el diputado Mauricio Torres (FR-UP) busca prohibir en todo Mendoza, la realización de mutilaciones por estética a animales domésticos o domesticables que viven bajo posesión de personas, excepto las realizadas por veterinarios en caso de necesidad justificada.
Dentro de las prohibiciones de características estéticas en animales domésticos se encuentra según el proyecto “la cirugía que elimina las cuerdas vocales, el corte de cola, el levantamiento de orejas y la extracción de uñas”.
El maltrato animal es una actividad que desde hace tiempo viene siendo repudiada tanto a nivel nacional como internacional. Prueba de ello se puede observar, por ejemplo, en la Ley Nacional 14.346 donde se tipifica como delito reprimido con pena de prisión de quince días a un año a aquella persona que infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos crueles a los animales.
Uno de los antecedentes desde 2019 cuando la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó la prohibición de «mutilar animales» mediante intervenciones quirúrgicas estéticas, protegiendo a las mascotas.
En el Ciclo “En Cámara”, el legislador dio detalles de la iniciativa que tiene en su espíritu generar conciencia sobre tenencia responsable de mascotas evitando el maltrato animal, al señalar que “las mutilaciones estéticas traen aparejados perjuicios para el animal”.
El diputado Torres indicó que este proyecto fue presentado en 2019 y se encuentra en análisis en la comisión de Salud de la Cámara de Diputados, subrayando que “lo que buscamos es combatir o disminuir los maltratos que se llevan a cabo con animales. Dentro de estos maltratos están las distintas mutilaciones que buscan un fin estético y no de salubridad”.
Señaló que el maltrato de animales está tipificado en la Ley 14346 de los Derechos del Animal, que en la UNESCO desde 1978, son considerados estos derechos y que en el art 41 de la Constitución Nacional “vela también por los derechos de los animales”.
Habiendo hecho mención de algunas leyes que tutelan la protección animal justificó el por qué las mutilaciones y cirugías con fines estéticos encuadran dentro de tratos crueles hacia los mismos al exponer que “este tipo de prácticas no son como cortar las uñas o el pelo del animal, que forman parte de la rutina de limpieza y mantenimiento del mismo sin representar una situación traumática, por el contrario son amputaciones que comprometen cartílagos, vasos sanguíneos y otros tejidos además de la piel.
Abundó sobre este punto al manifestar que “las intervenciones que tienen por objeto una finalidad estética, en la práctica traen aparejadas grandes consecuencias y peligro para la salud del animal”, dando como ejemplo “el corte de las orejas que para el animal es un canal de comunicación, al igual que el corte de la cola, que denotan su estado de ánimo y alerta, el corte de orejas que puede generar infecciones porque son heridas abiertas y que llevan un largo tiempo de recuperación, el corte de las cuerdas vocales para que no ladren y en los felinos, el corte de las falanges para que no arañen”.
En el caso específico del corte de cola en los perros indicó que “la cola es la continuación de la columna vertebral. La misma está compuesta por vertebras llamadas caudales acompañadas de otros tejidos; siendo un elemento importante para mantener el equilibrio al correr, girar y hacer ciertos movimientos”.
“Limitamos o eliminamos de este modo las distintas maneras que tiene el animal de comunicarse con su entorno por un simple gusto personal de su poseedor”, remarcó.
Consideró además que este tema “debe generar un gran debate en la Legislatura, hay que llamar a los colegios veterinarios, a los veterinarios, a las asociaciones de distintas razas. Hay gente que vive de los animales en las muestras y exposiciones”.
En esa misma línea dijo que hay que “apuntar a la tenencia responsable de las mascotas porque a veces no ponemos en valor la vida del animal y se convierte en un medio reemplazable. Si lográramos este cambio cultural los municipios no tendrían que estar haciendo campañas de castración, de vacunación antirrábica, los animales no serían tirados a la calle”.
“Legitimar estas prácticas implica abalar actos de crueldad y dolor innecesarios. Por otro lado, prohibirlas, contribuye a la concientización social, la formación de valores y respeto por los animales, así como también contribuye a la lucha contra el maltrato animal”, finalizó.