Kiska, que se había convertido en la orca más famosa del mundo, ha fallecido en Canadá, donde residía desde hace décadas, por culpa de una infección bacteriana. El animal, de 47 años, llevaba 10 años sola, sin ningún tipo de compañía, en MarineLand, un acuario de Ontario en el que pasó los últimos años viviendo en cautiverio y totalmente aislada de otros animales. De hecho, por este mismo motivo era considerada la ballena más solitaria del mundo, según la bautizó el Whale Sanctuary Project.
«El equipo de cuidado de mamíferos marinos y los expertos de MarineLand hicieron todo lo posible para apoyar la comodidad de Kiska y llorarán su pérdida», explicaron el pasado viernes en un comunicado los responsables de MarineLand, el centro que la había cuidado en los últimos diez años.
This video was taken on Sept 4th, 2021. Anti-captivity activists entered MarineLand and observed Kiska, their last surviving orca bashing her head against the wall. Please watch and share. This cruelty must end. #FreeKiska pic.twitter.com/uKCxF1AScz
— Phil Demers (@walruswhisperer) September 8, 2021
La vida de Kiska estaba llena de curiosidades que la convirtieron siempre en un cetáceo especial. Fue capturada en 1979, cuando solo tenía tres años, en aguas de Islandia y desde entonces pasó a vivir en cautividad en un acuario en el que residía Keiko, otra de las orcas más conocidas del mundo. Keiko, de hecho, pudo volver a su hábitat natural tras vivir unos años en cautiverio. Antes de morir en 2003 tuvo la oportunidad de protagonizar la mítica película ‘Liberad a Willy’.
Ya en las instalaciones de Canadá, los acontecimientos no dejaron de sorprender su vida, y en este caso por cuestiones especialmente tristes. Kiska llegó a dar a luz a cinco ballenatos y todos ellos murieron de forma trágica a una edad muy temprana, por lo que la orca siempre acabó estando sola. Este hecho es especialmente importante en una especie que se dice que siente mucho las emociones: muchos expertos creen que el dolor y trauma por estas muertes habrían marcado de por vida a Kiska.
Su caso se hizo especialmente famoso cuando, en 2021, se hizo viral un video en que se veía a Kiska dando cabezazos, como si estuviera frustrada o enfadada, contra las paredes de la piscina en la que vivía encerrada. Desde entonces las plataformas animalistas intensificaron, sin éxito, las campañas para que pudiera la orca quedar en libertad.
Hace un mes trascendió otro video de Kiska en el que se la veía nadando en bucle haciendo círculos en el mismo tanque, en otra imagen que preocupó igualmente por su estado mental. «Durante más de 40 años, ha sufrido la pérdida de su libertad, de sus bebés y todos sus compañeros de tanque. Durante los últimos 10 años, ha estado en completo aislamiento social de otros de su clase. Esto es lo que le ha hecho su soledad y su cautiverio», lamentó entonces Orca Rescues Foundation.
Los expertos en este tipo de animales remarcan que las orcas son animales muy inteligentes, sociales y familiares y que mantenerles en cautiverio y aislados durante tanto tiempo es lo más «equivalente a la tortura» para estos animales.