MuriĆ³ Pocha, la elefante que viviĆ³ en el zoo de Mendoza y fue trasladada al santuario de Brasil

MƔs leƭdas

La elefante era la madre de Guillermina. Ambas habƭan sido trasladadas a un santuario en Brasil en el mes de mayo. El dolor de los especialistas tras la pƩrdida de la elefante de 56 aƱos.

La elefante muriĆ³ en el vecino paĆ­s en las Ćŗltimas horas, segĆŗn confirmaron desde el Global Sanctuary for Elephants. En un extenso comunicado expresaron dolor por la muerte de la elefante que estaba en ese paĆ­s desde mayo.

“Con gran pesar anunciamos esta maƱana que Pocha falleciĆ³ anoche. Aunque aĆŗn no sabemos la causa de la muerte, pronto se harĆ” una necropsia para ayudarnos a determinar quĆ© pasĆ³, aunque puede que no tengamos resultados de inmediato”, dijeron desde el Santuario.

“Mientras Pocha estaba en Mendoza vimos, en ocasiones, pequeƱas seƱales que nos hicieron preocupar que tenĆ­a problemas de salud subyacentes, pero nunca se diagnosticĆ³ nada. Cuando ella y Guillermina llegaron aquĆ­ al Santuario de Elefantes Brasil, habĆ­a tenido un ejemplo en el que se cansĆ³ y era un poco mĆ”s lento para comer pero, despuĆ©s de una inyecciĆ³n multivitamĆ­nica, mejorĆ³. Hace unos dĆ­as, nos dimos cuenta de que era exigente con su heno, aunque todavĆ­a estaba pastando y disfrutando de todos los productos que le dieron. DespuĆ©s de una inyecciĆ³n de vitaminas anoche, parecĆ­a mĆ”s brillante y, aunque todavĆ­a cansada, tenĆ­a mĆ”s luz en sus ojos. Sin embargo, cuando volvimos a ver cĆ³mo estaba mĆ”s tarde por la noche, descubrimos que habĆ­a fallecido”, manifestaron.

Guillermina, que estaba compartiendo los patios cerca del granero con su madre, dio largos estruendos para llamar a sus amigos – y podĆ­as oĆ­rlos retumbar hacia ella. Una vez que abrimos las puertas para que las otras chicas entren, Bambi, Mara y Rana estaban allĆ­ esperando estar con Guille. Rana se acercĆ³ a Pocha con Guillermina por unos minutos y luego volviĆ³ con los otros. A continuaciĆ³n, Bambi se acercĆ³, pero se mantuvo a distancia, con los ojos abiertos y mirando preocupado. DespuĆ©s de que Bambi regresara con las otras chicas, Mara vino y se quedĆ³ con Guille y Pocha. DespuĆ©s de eso, una a una, las otras chicas regresaron, esta vez Bambi retrocediendo a Pocha, oliĆ©ndola y acariciando su cara. Justo despuĆ©s de la medianoche, todos estuvieron parados en diferentes lados de Pocha, tranquilos y relajados, teniendo uno de esos momentos de elefante que solo ellos entienden. Poco antes de las 4 am, Maia tambiĆ©n vino a estar con Guillermina”, aƱadieron en el extenso comunicado.

Como va llegando a entender lo que le ha pasado a Pocha, Guillermina ha sido muy gentil con su madre. La toca y la huele y la acaricia con su tronco, pareciendo sentir que su madre ya no es de esta tierra. Aunque Guille no se parĆ³ completamente sobre el cuerpo de su madre (lo que a veces hacen los elefantes), ella maniobra muy suavemente sus pies sobre las patas delanteras de Pocha y se quedĆ³ allĆ­ por un tiempo”, agregaron los especialistas.

Aunque este es un momento difĆ­cil y puede ser difĆ­cil procesar tal pĆ©rdida, tenemos gratitud hacia Pocha por el amor y la estabilidad que pudo brindar a Guillermina durante 24 aƱos. Una vez que los dos estuvieron en el santuario, fue capaz de ver a su hija experimentar verdadera alegrĆ­a y comenzar a construir relaciones con otros elefantes, algo que podrĆ­a haber sido sĆ³lo un sueƱo para Pocha. Hubo momentos en los que se veĆ­a a Pocha viendo a Guille con los otros elefantes, y ella tenĆ­a la mirada mĆ”s brillante en su rostro”, informaron.

“TambiĆ©n tenemos una gran sensaciĆ³n de alivio que ambos hicieron el viaje al santuario antes de la muerte de Pocha, para que Guillermina no estĆ© procesando su dolor sola; ahora tiene otros elefantes a los que recurrir. Tal vez Pocha tenĆ­a la sensaciĆ³n de que su tiempo en el santuario era corto y animĆ³ a Guille a diversificarse, disfrutar de la vida con amigos, explorar la naturaleza, y realmente descubrir lo que la vida como elefante estĆ” destinada a ser. En unos pocos meses, fue capaz de recordar que el mundo era algo mĆ”s que un muro de concreto frente a ella. En realidad, la vida podrĆ­a ser grande y hermosa y llena de oportunidades – y tambiĆ©n fue capaz de dar esa gran vida a su hija con amor y un sentido de inmenso orgullo”, concluyeron.

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