Las pésimas condiciones en las que viven los delfines Yaku y Wayra causaron la indignación de un grupo de defensores de animales que protestaron ayer en las faldas de un cerro de La Herradura, en Chorrillos. Allí se ubica el establecimiento donde ambos permanecen en cautiverio, desde hace cuatro años, luego de dejar el hotel Los Delfines.
Convocados a través de las redes sociales, una veintena de personas y colaboradores de la ONG Orca exigieron trasladar estos cetáceos a un delfinario en el extranjero, así como modificar la ley que permite tenerlos en cautiverio.
“Es necesario modificar la Ley 26585, dada en 1996, que permitió el mantenimiento en cautiverio de estos animales”, señaló Carlos Yaipén, presidente de Orca. Explicó que el reglamento que complementa esta norma establece los parámetros mínimos para el cautiverio, los cuales –según él– serían incumplidos por los propietarios.
Fuentes del Viceministerio de Pesquería, entidad a cargo de vigilar el estado de los delfines, confirmaron días atrás que las condiciones no eran las ideales.
“El Gobierno debería decomisarlos y llevarlos a un lugar con mejores condiciones, pero no lo hace porque no tiene un lugar para ello”, señala Stefan Austermühle, director ejecutivo de la asociación Mundo Azul.
Una alternativa que plantea Austermühle es que el Estado formalice el decomiso, pero deje el cuidado de los delfines a sus dueños en tanto se consigue un delfinario a donde trasladarlos, una alternativa es el de México.
El maltrato a los animales afecta con mayor frecuencia a los domésticos. El caso más reciente se dio a conocer recientemente. Una joven denunció que un mototaxista prendió fuego a un perro y luego lo arrolló con su vehículo. Pese a los esfuerzos por salvarle la vida, el can murió.
Para frenar estas cruentas conductas, el congresista Carlos Bruce, de Concertación Parlamentaria, presentó un proyecto de ley a fin de sancionar con cárcel a aquellos que atentan contra las mascotas. “El maltrato a animales es una falta susceptible de multa, pero planteamos convertirlo en delito. El agresor iría dos años preso si causa un daño irreparable al animal y cuatro si la víctima llega a morir”, refirió.