Según explicó Traian Gomoiu, responsable del equipo del proyecto y miembro del Instituto de Investigación y Desarrollo sobre Geología Marina y Geoecología de Rumanía (GeoEcoMar), una hipoxia persistente puede dar lugar a la pérdida de biodiversidad, la degradación del ecosistema y el declive de la actividad pesquera.
En 2010 los medios de comunicación se hicieron eco de la pérdida de casi dos toneladas de peces aparecidos muertos frente a las costas rumanas del Mar Negro como consecuencia de la hipoxia. En palabras del Profesor Secrieru, un destacado científico de la sede de GeoEcoMar en Constanza: ‘Nuestro objetivo era realizar un análisis exhaustivo de las alteraciones que provoca el agotamiento del oxígeno en el ecosistema e identificar los medios de recuperación post hipóxica’.
Las investigaciones llevadas a cabo por los científicos demuestran que el agotamiento de oxígeno que afecta a la costa rumana del Mar Negro se concentra en las cercanías de los asentamientos humanos y las fábricas, así como a lo largo de las rutas marítimas. La contaminación química, unida a las grandes cantidades de agua dulce procedente de los desbordamientos del Danubio, impide que el oxígeno penetre en las capas más profundas del mar. Asimismo, el agua dulce contiene fertilizantes agrícolas que pueden estimular la aparición de algas en la superficie del mar, las cuales a su vez consumen oxígeno.
El Profesor Secrieru apunta a tres factores que podrían explicar la disminución de las presiones ecológicas en el Mar Negro en los últimos veinte años: el empleo de métodos agrícolas menos agresivos, el cierre de una fábrica de fertilizantes situada a pie de costa y el declive de la actividad industrial motivado por la desaceleración económica. No obstante, matiza que ‘la salud de los ecosistemas sigue siendo delicada y es difícil predecir situaciones futuras sin un programa de control. Preferiblemente los controles deberían efectuarse de forma constante, especialmente cuando se producen aumentos o descensos de la temperatura, para de este modo poder realizar predicciones útiles en la investigación básica o los análisis económicos’.
El Profesor Nicolae Papadopol, Director científico del Museo de Ciencias Naturales de Constanza, considera que es posible controlar la hipoxia y que ‘los responsables de la conservación del medio ambiente deben tomar medidas urgentemente para reducir las emisiones y poner en marcha estaciones depuradoras de aguas residuales o mejorar el rendimiento de las ya existentes’.
La profesora Verena Tunnicliffe dedujo a partir de los experimentos de control del lecho marino que llevó a cabo en la Universidad de Victoria de la Columbia Británica (Canadá) que ‘los controles revelan gran cantidad de información sobre el comportamiento de los océanos […]. Hemos descubierto que la respuesta de la fauna es inmediata y que las migraciones se ven afectadas por los niveles de oxígeno. Por tanto, es posible gestionar mejor la pesca comercial de especies como el camarón o el cangrejo’.