En Tailandia la población de tigres salvajes está aumentando y se estima que ya ha llegado a cifras que se sitúan entre los 179 y los 223 ejemplares.
Este es el primer incremento que se produce en esta especie, que se ha encontrado durante décadas en un fuerte declive en los países del sureste asiático. De hecho, ya está extinto en Camboya, Vietnam y Laos.
La situación del tigre en Tailandia
Uno de los principales motivos de esta recuperación está en el aumento de varias de las especies que son presas comunes de los tigres en libertad, como el sambar (Rusa unicolor), una especie de cérvido, o el banteng (Bos javanicus), un bovino salvaje. Esto se debe a que el Gobierno Real de Tailandia junto con WWF-Tailandia llevan años trabajando en aumentar las presas de tigre, liberando cientos de ejemplares en zonas concretas.
Al disponer de suficientes presas, la población existente de tigre puede prosperar y fomenta también un estado saludable para que pueda darse una mayor tasa de reproducción. En 2023, se llegaron a documentar hasta dos camadas de una misma tigresa, cuyos cachorros terminaron por establecer sus propios territorios unos meses más tarde. Para los conservacionistas tailandeses se trató de una noticia inusual y emocionante.
Sin embargo, el tigre todavía sufre algunas amenazas en este territorio y también en la mayoría de los países que lo rodean. La caza furtiva ha reducido considerablemente la población de esta especie a pesar de encontrarse en entornos naturales protegidos. Por otro lado, la pérdida de bosque tropical tailandés debido a la tala y al cambio climático dificulta la supervivencia en su propio hábitat.
A grandes males, grandes remedios
Para combatir la caza y el tráfico ilegal de fauna salvaje, el Gobierno Real de Tailandia ha reforzado los equipos de patrullaje de los parques nacionales y los santuarios de vida silvestre, decisión que ha tenido un gran impacto positivo.
Además, se han aplicado nuevas herramientas de monitoreo como SMART, que permiten a los vigilantes y guardabosques velar por las especies que viven en los territorios a los que se dedican, aumentando exponencialmente sus probabilidades de supervivencia.
En cuanto al comercio ilegal, los esfuerzos se centran en llevar un exhaustivo control de todos los tigres que se encuentran en cautiverio, incluyendo un registro de su ADN, ya que Tailandia es uno de los países con mayor población de tigres cautivos que a menudo pasan a ser vendidos en todos los rincones del mundo. Con esto, el Departamento de Parques Nacionales, Vida Silvestre y Conservación de Plantas espera poder aplicar las condenas adecuadas cuando se produzcan este tipo de delitos.
Por último, cuidar el bosque es otra de las formas con las que la asociación de WWF-Tailandia y el gobierno tailandés tratan de mejorar la situación del tigre, ya que no solamente se trata de mantener las condiciones de vida que necesitan, sino también las especies vegetales de las que se alimentan sus presas.
¿Un futuro amenazador?
Con todo, la buena noticia que supone el aumento de la población de tigres en Tailandia debe considerarse un indicador del camino a seguir para que esta especie pueda recuperarse en todo el sureste asiático, pero todavía queda mucho trabajo por hacer. Según información de la famosa Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), el tigre es una especie muy amenazada, clasificada como “en peligro de extinción”.
Si el aumento de la población de tigres salvajes en Tailandia continúa, estos podrían incluso expandirse naturalmente hacia otros territorios donde en la actualidad se considera extinto, traspasando las fronteras de sus países vecinos.
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