Los contaminantes atmosféricos emitidos por los motores diésel desorientan el olfato de las abejas y de otros insectos y podrían tener un impacto considerable en la agricultura mundial, según un estudio reciente.
Estos contaminantes transforman las moléculas perfumadas liberadas por las flores y desorientan el olfato de las abejas, que no pueden completar la polinización, indica el estudio publicado en la revista británica Nature Scientific Reports.
“Los resultados indican que los óxidos de nitrógeno, sobre todo el dióxido de nitrógeno, serían capaces de perturbar el proceso olfativo que permite a las abejas localizar las flores”, resume Guy Poppy, biólogo en la universidad británica de Southampton.
Para su estudio, los científicos utilizaron una mezcla sintética que imita las principales características del perfume de la flor de la colza, que causa la reacción más fuerte en las abejas y contiene ocho elementos químicos.