El 1 de junio de 1831, James Clark Ross encontró el polo norte magnético muy cerca de la costa oriental de la Península de Boothia, en pleno Ártico canadiense. Les doy las coordenadas si quieren, pero no lo busquen: ya no está allí. De hecho, ni siquiera está cerca.
En los últimos 200 años, el polo norte magnético no ha dejado de moverse de formas fascinantes e impredecibles, pero lo suficientemente estables como para construir un sistema mundial de navegación. Eso se ha acabado. En los últimos años,y por algún motivo que aún no entendemos del todo bien, el Polo norte se está moviendo tan rápido que ha forzado a los expertos en geomagnetismo a actualizar el Modelo Magnético Mundial años antes de lo necesario.
Esto es importante. El Modelo Magnético Mundial está lejos de ser una curiosidad científica más: no solo es el ‘mapa’ que describe el campo magnético del planeta, sino que es uno de los sistemas que permiten a cosas tan distintas como los sistemas de navegación de los barcos o Google Maps establecer rutas sin terminar encallados en un banco de arena o empotrados en el cristal de una confitería en la Riba de Escalote.
Los errores por ahora no son preocupantes para nuestra vida real. Pero el asunto es que no deberíamos de tener que actualizar el Modelo tan pronto. La última versión se ultimó en 2015 y se suponía que iba a valernos hasta 2020. Pero, a principios de 2018, un grupo de investigadores de la NOAA y de la British Geological Survey se dieron cuenta de que estábamos a punto de exceder el límite aceptable de errores de navegación.
‘El error no ha parado de aumentar en ningún momento’, explicó Arnaud Chulliat, geomagnetista de la Universidad de Colorado Boulder y coordinador del proyecto para parchear el Modelo hasta la actualización de 2020. Una actualización que tenía que salir hoy, pero que se ha retrasado por el cierre del Gobierno norteamericano.
Según parece, al movimiento normal del polo se le han sumado cambios profundos en el núcleo líquido de la Tierra. Todo esto en el peor momento posible: justo después de la última actualización del modelo. Es decir, la última versión nació prácticamente desactualizada.
No es solo el pulso geomagnético que afectó al norte de Sudamérica y Pacífico Oriental en 2016. Es que los movimientos son cada vez más rápidos. Durante los 90 el Polo Norte Magnético pasó de moverse a 15 kilómetros por año hasta alcanzar los 55. Así, el polo norte magnético se va a mover en las dos primeras décadas del siglo más que en los cien años anteriores.
Esto nos va a obligar a doblar los esfuerzos para mejorar nuestros modelos geomagnéticos. En un mundo cada vez más globalizado y automatizado, los sistemas de navegación son más que una herramienta, son parte de la base del sistema. No podemos dejar que se caiga. La geomagnética se pone interesante.