Un estudio de investigadores españoles y del Reino Unido para evaluar el impacto de la actividad humana en la Antártida ha permitido comprobar la presencia en mamíferos marinos antárticos de patotipos de la bacteria E.Coli potencialmente patógenos y que ‘con frecuencia están implicados en enfermedades humanas’.
Así fue firmada en primer lugar por la investigadora Azucena Mora, del departamento de Microbiología e Parasitología de la Universidad de Santiago.
El origen de ese estudio está, precisa la USC en un comunicado, en que existe una “preocupación creciente sobre el impacto de las actividades científicas” y el turismo “en ecosistemas relativamente intactos”.
De hecho, “los mamíferos marinos actúan como bioindicadores de posibles cambios ambientales, pero la mayoría de los estudios realizados hasta ahora en esas áreas se centraron en el efecto de las descargas de aguas residuales no tratadas junto a las estaciones de investigación”.
Según la investigadora Azucena Mora, el desafío reside ahora en determinar “cómo y cuándo” llegaron esos patógenos a la comida que ingieren esos mamíferos marinos, dado que una “posible explicación podría ser la movilidad geográfica de esos animales, contactando con áreas de mayor actividad humana”.